08 noviembre 2008

Sustos para rato

Arraigadas en lo más profundo de las tradiciones del pueblo, la giganta, la muerte y el diablo se dieron gusto paseándose por las calles costarriceses, chilillo en mano y azotando a quien se pusiera por delante.
Desde la época colonial, las mascaradas se ganaron un lugar no solo en las fiestas patronales de muchos barrios del país, sino también en la identidad propia del ser costarricense.
Pero en los últimos años del siglo XX, la tradición comenzó a perderse.
Máscaras y mascareros parecían avanzar bailando hacia el olvido. El trabajo de estos artesanos corría el riesgo de morir.
En una buena jugada del Gobierno, en 1996, se declaró el 31 de octubre de cada año como Día Nacional de la Mascarada Tradicional. La celebración que nació con el claro objetivo de restarle importancia a fiestas como Halloween y el Día de los Muertos, cumplió su cometido.
Hoy los mascareros -de Barva, Desamparados, Palmares y Aserrí- han visto aumentado su trabajo y el diablo, la giganta y la muerte bailan de nuevo por las calles llevando alegría.
A quienes nunca se han metido en una de estas máscaras, ni se han dejando enloquecer con el "farafarachin" de una cimarrona, mi más sentido pésame.

10 junio 2008

Consejos nada más

De verdad que esta vida hay situaciones que ni pagándolas a hacer se darían con tanta coincidencia. La celebración del Día del Ambiente, el pasado 5 de junio fue sin duda una de ellas. Costa Rica celebró esta fecha en medio de la zozobra que embargaba a muchas regiones del país tras el paso de la tormenta Alma y la cruel sequía que (en pleno mayo) afectó a la zona norte.
Pueblos incomunicados, carreteras destruidas, casas inundadas, cosechas perdidas y animales muertos son solo algunas de los daños provocados por una nueva inclemencia del clima. Y esa última es quizá la palabra clave. Huracanes, inundaciones, sequías... La crudeza de todos estos eventos se relaciona inevitablemente con el cambio climático y este, con el daño que, durante décadas, le hemos provocado a nuestro planeta.
Este año, como en muchos otros, el principal mensaje del Día del Ambiente era hacer algo, cualquier cosa, por detener este daño. Motivar a las personas para que, a partir de pequeñas acciones, cumplan una gran obra, sigue siendo el estandarte de la lucha ambiental.
Pero, ¿cuántos de verdad lo estamos haciendo? ¿Cuántos apagamos la luz, cerramos el tubo o reciclamos los desechos?
Hoy, un nuevo aumento en la gasolina golpeó el bolsillo de muchos. Los consejos para ahorrar combustible y evitar un gasto mayor cayeron de inmediato. No viajar solos, no sacar el carro, apagar el motor cuando no se está andando...
Todos son útiles en estos momentos de alzas, pero no vemos en ellos una forma dar una mano al planeta, reduciendo la emisión de gases a la atmósfera...
Estos y aquellos son consejos nada más, pero ¿por qué pensarlo tanto para ponerlos en práctica?