29 octubre 2009

¿Será muy difícil ser santo hoy?

¿EN QUE PIENSAS SI VES ESTA IMAGEN?
Podría ser que nuestra idea de santidad sea algo así: imágenes frías, casi objetos de superstición religiosa o idolátrica, figuración de personajes de la historia mitificados, el privilegio de unos cuantos, una meta inalcansable para nosotros pecadores.....

SERIA MEJOR QUE SANTIDAD PARA NOSOTROS FUERA ALGO ASI:




Algo de vida y esperanza, compartir el camino de Cristo juntos, verdadera concretización del amor de Dios entre nosotros...
La santidad es la meta y plenitud de la vida espiritual. Santo en sentido pleno y absoluto solo es Dios, la santidad de la criaturas es siempre relativa. Los santos del cielo tienen una santidad plena, en el sentido de que han llegado a la máxima santidad alcanzable por el hombre, pero no absoluta pues esto le pertenece solo a Dios. La santidad en la tierra es siempre relativa e incompleta, pues es la propuesta en la que avanzamos todos los llamados a ella. Siempre puede crecer o aumentar según sea nuestra respuesta a Dios. Por eso decimos que es meta y camino. Es donde queremos llegar como especialísima invitación de Dios, pero que vamos haciendo día a día en la senda de la vida.
La santidad hace referencia a la acción de Dios en la vida de los hombres, o sea su gracia. Y a la vez al efecto de esa acción en la vida de los hombres, o sea los frutos que damos.
La santidad es una llamada universal, así nos lo enseña el Vaticano II en su documento Lumen gentium (luz de las naciones) núm. 11: "Los fieles todos, de cualquier condición y estado que sean, fortalecidos por tantos y tan poderosos medios, son llamados por Dios, cada unos por su camino a la perfección de la santidad, por la que el mismo Padre es perfecto."
Entonces no fue solo el privilegio de San Pedro, o San Francisco, o San Antonio, o Santa Marta, es la opción que tenemos todos los bautizados, mas aun podríamos decir la obligación que tenemos todos los que queremos seguir a Cristo, con toda nuestra libertad y voluntad. Cada uno en la condición de vida, en el momento de la historia y desde la vocación específica que Dios le haya dado. No tienen quisás que darse cosas sumamente extraordinarias, en la sencillez de la vida cotiadiana, en la entrega humilde y generosa de lo que soy y tengo puedo llegar a la realización plena de la vida cristiana: la santidad.
Este domingo 01 de noviembre celebramos la solemnidad de todos los santos, esta fiesta no hace referencia solo a la lista de santos canonizados, o sea reconocidos oficialmente por la Iglesia tras un exhaustivo proceso de análisis de su vida y de la acción de Dios en ellos y a través de ellos. Que dicho sea de paso he de decirlo con verguenza es un proceso sumamente caro y difícil de llevar en la Iglesia. Más bien la Iglesia celebra a los millares de santos y santas podriamos decir anónimos que muchos no conocemos, pero que después de una vida virtuosa a semejanza de Cristo hoy comparten su santidad plena en el cielo, aunque nadie les rece, o encienda una vela pidiendo su intercesión. Hoy también la Iglesia celebra esta llamada universal que todos tenemos y que se convierte en nuestra esperanza de vida. Esa es nuestra meta, no casarnos, ser sacerdotes, ser buenos papás, excelentes trabajadores, un joven ejemplar, buen músico, o deportista, magnífico catequista.. se trata de ser santos a través de esos caminos realizados, la meta es el cielo.

¿SERA MUY DIFICIL SER SANTO HOY?
Dejemos que la Palabra de este domingo nos lo responda:

>Ap 7,2-4.9-14.
>Sal 23, 1-6.
>1 Jn 3,1-3.
>Mt 5,1-12.

El camino de las Bienaventuranzas nos marcan el sendero hacia la actitud con la que los cristianos debemos vivir la vida. El santo no es aquella persona que hace cosas raras o diferentes a los demás, sino el que las hace con un sentido y una actitud diferente:
-Podrá ser santo hoy el cristiano que en la pobreza o la abundancia, administra sus bienes con un corazón libre de ambición y materialismo, sin poner en el su tesoro y con la capacidad generosa de compartirlo con los que menos tienen. Pues confía y se abandona en el Dios providente.
-Podrán ser santos si aun en medio del llanto o el dolor, se dejan consolar por el Señor, no se desesperan, sino que mas bien pacientemente esperan en él.
-Serán santos los que en medio de las injusticias de la vida no se revelan furiosos contra Dios, la vida o los demás, sino que buscan la justicia humana por vías correctas, pero sobre todo confían en la justicia del cielo.
-Lograrán la santidad si ante cualquier situación humana podemos ser misericordiosos como Dios, lo es con nosotros, sin caer en condenas, juicios o murmuraciones de los demás.
-Seremos santos si limpiamos nuestro corazón de todo lo que lo ensucia, como el rencor, resentimientos, la envidia, la lujuria, en fin todo mal pensamiento o deseo que no nos deje ver a Dios.
-Llegaremos a la santidad si trabajamos por la paz interior y exterior. Desterrando toda clase de violencia y sembrando por doquier respeto, tolerancia, comprensión, buen trato con todos.
-Incluso podríamos ser santos en medio de las persecuciones, calumnias o insultos, si no devolvemos la misma moneda, si perdonamos a quien nos ofende o nos hace daño, si nos atrevemos a rezar por ellos.
-Podriamos ser santos si tratamos de vivir como Cristo...

Es difícil? si mucho pero no imposible si la gracia de Cristo nos precede, oigamos a Juan: ya somos sus hijos amados y eso que aun no se ha manifestado plenamente lo que seremos. No seamos conformistas como los que piensan que ese es el privilegio o responsabilidad de unos cuantos, que es mejor ser uno más del montón que se conforman como cristianos de segunda. Algunos hasta se han atrevido a pensar que era solo un número reducido los capacitados o seleccionados para esto (144.000 decía el apocalipsis) esto no es más que un número simbólico que en el lenguaje bíblico significa una muchedumbre incontable, o sea toda la humanidad. Esta cantidad es un múltiplo de 12 y ya sabemos todo el sentido teológico que este número tiene en la Sagrada Escritura (12 Tribus de Israel, 12 apóstoles, 12 tronos en el cielo...) La llamada a la santidad es universal ya lo vimos.
En los primeros siglos el modelo de santidad eran los mártires capaces de dar la vida por ser fieles a Cristo, ante la persecución de los paganos. Luego cuando no hubo persecución la vida del cristiano se fue paganizando y relajando en todo sentido, por lo que el modelo de santidad se centró en los monjes, especialmente si se iban a vivir solos, como eremitas al desierto o en comunidad en los senobios y de manera absolutamente pobre y de abandono en Dios y en su providencia. Después se centró la opción de santidad en los obispos, sacerdotes, y religiosos consagrados. Se duró muchos años sin ver santos laicos. Hoy entendemos con claridad que la llamada es para todos sin excepción cada unos desde sus particularidades.

Optemos por la SANTIDAD, como el CAMINO que queremos llevar con Cristo, no importa si nunca nos llevan sobre una anda, nos ponen flores o nos mencionan en una lista, lo importante es que podamos ALCANZAR LA META: estar delante del Cordero, de pie ante su trono, con el traje de la gracia, alabándolo por siempre.
Alabemos a Dios por la cantidad de modelos de vidas a quienes hoy podemos, admirar, seguir su ejemplo y venerar en ellos la gracia de Dios manifestada en su historia. Ellos nos pueden ayudar con su intercesión, porque creemos en la comunión de los santos en esta Iglesia, peregrina, purgante y celestial. No los adoremos ni les pidamos milagros, eso le corresponde no a los santos de Dios sino al Dios de los santos.
Es posible que la fiesta comercial y nada cristiana del halowen y la conmemoración de los muertos del 2 de noviembre nos ahoguen esta celebración de los santos. No pongamos tanto la atención en una idea misteriosa de fuerzas extrañas, o pensemos que la vida acaba en la tumba y ya, habramos nuestro horizonte a la santidad que se va construyendo día y día y culmina en la etrnidad de Dios.

Con el cariño de siempre.
P. Daniel Vargas.



22 octubre 2009

Maestro, que pueda ver...

Mc 10,46-52:
(Esta sería la versión si el mismo Jesús nos narrara este episodio)

Y dicho esto, caminando delante de todos, salí de Jericó, subiendo hacia Jerusalén. Me seguía un gran gentío y he aquí que un ciego, Bartimeo sentado junto al camino, mendigando, y oyendo decir que Jesús el de Nazaret pasaba por allí, se puso a gritar diciendo:

“¡Señor, Jesús, Hijo de David, ten compasión de mi!”

Muchos de los que marchaban delante le increpaban para que se callara; mas él gritaba mucho más diciendo:

“¡Señor, ten piedad de mi, Hijo de David!”

Me detuve y dije:

“Llamenlo”.

Y llaman al ciego diciéndole:

“Ánimo, levántate, que te llama”.

Bartimeo, soltó el manto, levantándose de un salto se vino a mí. Y cuando se hubo acercado, le pregunté:

“¿Qué quieres que haga por ti?”.

Me dice:

“Maestro que pueda ver”.

Me compadecí, y tocando sus ojos, le dije:

“Anda tu fe te ha curado”.

Y al instante recobró la vista, y me seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, dio alabanza a Dios.

Si bien el Evangelio no pone a Jesús como el narrador de su biografía (este es el servicio que dieron a la Iglesia los evangelistas), pero si nos muestra el amor compasivo del Dios encarnado que se compadece de nuestras necesidades. Más que una biografía de la vida de Jesús, la Palabra es la Buena Nueva de Dios para sus hijos amados, anunciada en el Antiguo Testamento por los profetas y encarnada por el mismo Jesucristo y sus apóstoles en el Nuevo Testamento. En las lecturas bíblicas de este domingo 30 del tiempo ordinario nos queda bien claro:

-Jr 31,7-9. El profeta Jeremías nos recuerda como ese Dios compasivo que creó el mundo ha mirado la aflicción de Israel tras su destierro, por eso dice el profeta que aunque "se marcharon llorando", porque van avergonzados, desmoralizados, sintiéndose abandonados, "los guiaré entre consuelos, los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán". Quienes personifican en el texto a ese pueblo débil: ciegos y cojos, preñadas y paridas, mostrándonos así la vulnerabilidad de la condición humana en muchas facetas de ésta. El texto también nos muestra la sensibilidad de Dios ante nuestra necesidad y dolor, pero no solo se compadece sino que busca una solución favorable, a este pueblo de Israel veamos como le consuela, le guía y le conduce por un camino llano y con una vida mejor, lo figura el llegar a un lugar donde brota el agua, y es algo vital para los seres humanos, pero especialmente para los que viven o caminan por el desierto. Aun más cambia esencialmente la situación, pues no solo da una circunstancia mejor exteriormente hablando, sino que cambia su condición, ya no será el pueblo en destierro, sin dueño, ni defensor, sino que ahora renovará su alianza y "El será un padre, e Israel su hijo".

-Sal 125,1-6. Por eso la alegría del pueblo se manifiesta en una oración de alabanza, esta es la oración que recoje el salmista y que nos vincula en esta liturgia a reconocer también en nuestras vidas e historia la intervención de un Dios "que ha estado grande con nosotros y estamos alegres".

-Hb 5,1-6. ¿Y porqué si ese Dios, nos parece a veces tan soberano, omnipotente pero tan distante a nosotros, puede compadecerse y ayudar en nuestras necesidades? "Porque como lo ha venido explicando el apóstol Pablo en esta carta a los Hebreos: "El puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades". Es el amoroso misterio de la encarnación, de un Dios que quiso dejar su condición divina, su rango sin dejar de ser Dios, y asumir en carne propia toda la condición humana menos en el pecado, o sea probar en su misma existencia, dolor, ansiedad, frustración, tristeza, hambre, agonía y la misma muerte. ¿En qué situación de nuestra vida no va a comprendernos?, ¿En qué situación no podrá ayudarnos? El, el Hijo amado del Padre es el Sumo y Eterno sacerdote dispuesto siempre a ayudarnos pues se entregó por nosotros.

Esto fue lo que vivió en carne propia Bartimeo, quién resignado en su limitación u obligado por la desición social, solo pide limosna, para sobrevivir. Pero cuando oye que pasa Jesús, no se conforma con sobrevivir, siente que en El puede vivir y mejor, por eso le grita con fuerza: "Hijo de David ten compasión de mi". La vida del hombre puede ser tan miserable como la persona misma quiera que sea, pero si clamas al Señor y te dispones con fe a luchar, nada es imposible. No sé si alguien ya dijo esa frase, pero parece genial.

El diálogo entre Jesús y Bartimeo, no es un regateo en el mercado entre un vendedor y un buen cliente, tratando ambos de obtener la mayor ganancia sobre un artículo. Es una constatación en Jesús de su bondad y pronto deseo de ayudarle y en Bartimeo de su fe convencida y desidida: "¿Qué quieres que haga por ti? Maestro que pueda ver. Anda tu fe te ha curado." Bartimeo tiene claro lo que necesita y va por lo que quiere, sabiendo que Jesús tiene el poder para dárselo, esto lo confirma el título mesiánico que le da.

Bartimeo ante el regalo que se le haconcedido, no se limita a disfrutarlo o a mostrarse indiferente, sino que seguirá a Jesús por el camino, logrando que muchos se admiren y glorifiquen a Dios por lo ocurrido. También nosotros que hemos experimentado tantas veces el amor consolador, cercano y portentoso de Dios, no podemos ir indiferentes por la vida, gozando de ella en sus momentos satisfactorios sin más. Hemos de seguir a Cristo y ayudar a otros a que descubran la luz de sus ojos y de sus vidas.

Por eso les invito a culminar nuestra reflexión meditando estas frases, que son realmente nuestra oración confiada en medio de tantas situaciones dolorosas que a menudo nos afectan y ante las cuales solo le podemos decir al Señor: Maestro que pueda ver...

Maestro que pueda ver como tu amor se renueva cada día en la creación y especialmente en mi vida con tantos regalos que me das.

Maestro que pueda ver tu cercanía amorosa y sensible en esos momentos de dolor y necesidad en que me siento solo y desamparado.

Maestro que pueda ver como te detienes en mi historia, atiendes a mis gritos, me miras, me llamas y me dices: ¿Qué quieres que haga por ti?

Maestro que pueda ver como tu amor va actuando en mi vida y en la de los míos, aunque el proceso sea lento y doloroso y no tan inmediato como con Bartimeo.

Maestro que pueda ver en la fe firme, tu poder y majestad, realizando también hoy prodigios, como los hiciste antiguamente. Para tu honra y tu gloria. Amén.


Maestro que pueda verme yo también como Bartimeo, siguiendo tu camino y anunciado tu amor a los demás, especialmente a aquellos que no te conocen o no te pueden ver.


Con el cariño de siempre.

P. Daniel Vargas.






15 octubre 2009

Servir a la misión de Cristo

Este fin de semana anterior, Dios me concedió la gracia de poder visitar Francia y fue particularmente significativo estar en Ars, un pequeño pueblo donde San Juan María Vianney realizó su ministerio sacerdotal. Precisamente llega a la santidad desde el humilde y sencillo servicio, lo que entronca perfectamente con la temática de la Palabra en este domingo 18 de octubre, en que también la Iglesia celebra la Jornada Mundial por la Evangelización de los Pueblos. La figura del Santo Cura de Ars, representado en la foto, que muestra una estatua llamada el encuentro, pues narra cuando llegaba a Ars y le pregunta a un niño: ¿cuál es el camino a la Iglesia? y el niño le contesta, que si no sabe donde está la Iglesia como va a saber el camino al cielo. Esto toca el corazón del Cura y le anima mucho más a entregarse al servicio humilde, como cura de pueblo lo que le llevará a su santidad y a la conversión de todo ese pueblo.
Y es que si hablamos de la evangelización de los pueblos, nos referimos al anuncio implícito y explícito que el cristiano debe realizar como algo inherente a su vocación de bautizado, o sea que si somos creyentes hemos de ser misioneros. Es lo que la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano nos ha recordado, al decirnos: Iglesia tu vida es misión.

¿Cómo puedo ser misionero en la celebración de esta jornada?
-Orarando: por la misión cristiana. Para que todos los cristianos vivamos la misión "ad intra" y "ad gentes" o sea cada uno en su vida cotidiana y en los espacios que nos movemos, pero también y muy especialmente en los lugares donde todavía no conocen a Cristo y su Evangelio. Por lo que hemos de orar para que el Señor suscite muchas vocaciones a la vida misionera en el estado consagrado o como laicos comprometidos con la entrega valiente y generosa de la misión. Nuestra oración además ha de pedir la perceverancia, salud y fortaleza para los misioneros que ya ejercen su labor y porque la semilla caiga en un terreno fértil, por parte de los corazones que lo reciben.
-Colaborando: con nuestra ayuda económica, para que los recursos permitan el desarrollo de la evangelización que no solo es el sostenimiento de los misioneros, sino también la proyección social que el campo de la salud, educación o asistencialismo que implica la misión.
-Ser nosotros misioneros: Con nuestro diario vivir, anunciar a Cristo con nuestra boca de manera explícita, sin miedo, ni vergüenza pues muchos necesitan que se les anuncie o recuerde quien es su Señor y cuanto les ama. Y también de una manera implícita en nuestro modo de vivir. Pues según nos vean convivir en familia, estudiar, trabajar, compartir con los demás, disfrutar de la vida, allí estamos haciendo misión.

Pero cabe preguntarnos: ¿Cómo es el Cristo al que debemos anunciar? ¿Cómo nos pide que hagamos esa misión?
Veámoslo desde la Palabra de este domingo XXIX del tiempo ordinario.
Jesús es Dios y Señor, que se hizo hombre por nosotros, asumiendo nuestra humana naturaleza (Hb 4,14-16), ha probado nuestras debilidades menos en el pecado, y como Sumo Sacerdote, ha abierto el cielo, para darnos la gracia que nos auxilia, para expiar nuestros pecados y justificarnos ante el Padre. (Is 53,10-11) Es entonces un Dios cercano, que por amor se ha apiadado de nosotros, asumiendo nuestra pobreza, se ha acercado al hombre, para acercar el hombre a Dios.
En su caminar con los apóstoles, les anuncia el Reino de Dios y partiendo de su mismo ejemplo, se hace servidor, (les lavará los pies, tomará el cáliz del sacrificio, será bautizado en sangre, dará su vida en rescate por todos) para que sus seguidores también nos hagamos servidores los unos de los otros. (Mc 10,35-45)

Hace Jesús una comparación con los que gobiernan los pueblos, destacando sus tiranías, pues no lo hacen por servir. Podríamos ver algunos modelos hoy también: ¿Quién querrá más servir en Honduras Zelaya o Micheleti? Cuando se ven tan cerrados al orgullo y a la ambición del poder, se entiende que el servicio queda muchas veces fuera de esos foros. Ojalá que a todos a los que aspiran a la presidencia, a una diputación o a la función municipal en nuestro país los mueva y anime sólo el deseo de servicio. Ojalá también que los precedentes judiciales que se están dando ponga las barbas en remojo a tantos que buscan estos puestos para su beneficio personal y enriquecimiento ilícito.

Cuando no buscamos el servicio sino el privilegio, no solo no agradamos a Dios, sino que se generan también intrigas, celos, resentimientos, disputas. Así lo vimos en el texto de Marcos, ante la petición de privilegio que buscaban Santiago y Juan, los otros discípulos, se indignaron, no talvés por la petición atrevida, sino quizás porque se les fueron arriba como decimos. Esto es algo que será común ver en las campañas políticas, pues hoy se acostumbra más desacreditar al contrincante y hacerlo ver como el malo, que plantear mis ideas para demostrar que soy una buena opción y más aun decirlo con autoridad o sea sustentado en el propio ejemplo.
Esforcémonos por ser grandes o primeros desde la lógica cristiana, o sea haciéndonos servidores, esclavos de los demás. Si así lo hacemos solo nuestro actuar, aun sin mencionar palabra ya realizaría la misión que Cristo nos confía. Esto me hace recordar la enseñanza de San Francisco de Asís a sus frailes: "Vayan y anuncien la Buena Noticia, sólo si es necesario usen las palabras".

Quisiera terminar la reflexión contándoles que este sábado 17 de octubre estaremos en Madrid participando en la gran marcha por la vida, oremos para que la conciencia de los políticos de este país y del mundo respeten y revaloricen este valor sagrado y no se aprueben las leyes asesinas que favorecen el aborto.
También les cuento, que para gloria de Dios, ya mi sobrino Marko Joel está en su casa, pues ya fue dado de alta del hospital. Gracias por su oración.
Por último les comparto algunas fotos del lindo viaje que tuvimos a Ars en Francia.

Con el cariño de siempre.
P. Daniel.


En este altar yace y se venera incorrupto el cuerpo del Santo Cura de Ars.















En este antiguo confesionario dedicaba San Juan María Vianney 16 horas al día a administrar el sacramento de la confesión.

















En este altar celebraba la Eucaristía, este santo, patrono del clero diocesano. Que su modelo de santidad en el servicio sacerdotal, nos anime a todos los sacerdotes a servir mejor a los demás.

08 octubre 2009

El santo cura de Ars

Este es el Santo cura de Ars y precisamente este fin de semana, con motivo del año sacerdotal y por ser él patrono del los curas, deseo compartir con ustedes la meditación que haré en este pequeño pueblo de Francia este fin de semana.

Así como por los años de 1840 miles de peregrinos de toda Europa viajaban hasta Ars para conocer la santidad del humilde Cura de ese pueblo y éste se resignó a aquel fenómeno extraño, y consagró todas sus fuerzas al bien de sus hermanos. También nosotros le visitamos en este año sacerdotal, aquí en el mismo lugar que vivió su ministerio, yace su cuerpo y se mantiene su memoria. Meditemos nuestra vocación a la luz de la Palabra de este Domingo 28 del tiempo ordinario y el testimonio de santidad de su vida.

-Sb 7,7-11.

En la lógica del mundo de hoy cualquiera ambicionaría los bienes materiales (riqueza, tronos, cetros) o el bienestar que aporta el placer y la comodidad (salud y belleza) Más este texto del Antiguo Testamento sin mucho cálc

ulo de mercadeo nos deja claro que si optamos por la prudencia y la sabiduría, haríamos la mejor inversión de nuestra vida, pues con ellas vienen todos los bienes, pues estas son la luz de la vida. La felicidad está asegurada. Pero estas no se adquieren en el mercado, hay que pedirlas (suplicar, invocar) y ya sabemos quien es su fuente divina.

El sacerdote corre el riesgo de pensar como uno más en esta sociedad mercantilista y consumista, la figura del Santo Cura de Ars nos permite comprobar que no es la sabiduría humana, ni su apariencia, ni su poder económico, ni su influencia social o eclesial la que le permitirá ser un signo atra

ctivo en la sociedad, para acercar a muchos a Dios, que es al final de cuentas su tarea y su medio para la santidad. Se dice de este insigne sacerdote: Agotados los medios humanos, acudió a la oración. Las noches se le pasaban pidiendo a Dios que le diese las luces necesarias para llegar a ser capaz de ganar almas. Multiplicó las limosnas, redobló las penitencias, frecuentó el trato con los pobres y los enfermos, se condenó a no condimentar sus comidas, y poco a poco pudo ver que su inteligencia se abría y que empezaba a comprender lo problemas de la Teología.

  • Sal 89.

    Si Dios sacia al hombre con su misericordia, toda

    su vida será alegría y júbilo.

  • Se testimonia que este hombre que recurrió tanto a la misericordia divina desde su humilde condición de pecador, realizaba su ministerio con alegría siempre sonriente y nunca ragañó a sus fieles a pesar de sus muchas correcciones.


-Hb 4,12-13.

La Palabra toca el corazón de todo creyente de forma viva y eficaz, le anima, le transforma, le cuestiona. Pero especialmente debe tocar al sacerdote mismo que la anuncia. Por eso no podemos ser solo profesionales, como el maestro de un oficio, claro que debemos conocerla, estudiarla, profundizarla, pero sobre todo debemos verla y oírla con espíritu de discípulo. El primero interpelado por ella debe ser el sacerdote. Esta como espada de doble filo llega hasta lo más profundo de su vida, como la semilla que cae en terreno fértil y no se queda en la superficie, esto hace no sólo que remueva todo nuestro ser sino que también luego la podamos predicar, no solo con la boca sino desde nuestro corazó

n, pues ahí ha sido sentida, orada, meditada. Pero también viene a revelarnos los deseos e intenciones más profundos, allí nos desenmascara, nos desnuda ante su mirada de amor transformante. No es la voz atrevida del que husmea morbosamente o solo condena, es la voz amorosa del Dios, que habla, cuestiona y reconquista a su amado. En este sentido el sacerdote es un privilegiado de la Palabra, pues la disfruta a través de muchos medios especialmente su encuentro diario en la Eucaristía, donde debe configurarse con Cristo y dejarse transfo

rmar en Él. En esa medida se vuelve un puente de doble vía para los hombres.

La clave es Jesucristo sacerdote, por eso todo sacerdote debe identificarse con él, pues actúa en su nombre. Plantea una doble dirección de la vida sacerdotal, como el puente actúa en nombre de Dios de cara a los hombres y representa a los hombres hacia Dios. Su esencia es el poder de consagrar en el contexto de la Eucaristía y la predicación que le implica santidad y habilidad.

El sacerdote debe sentir con toda la Iglesia”. (SAN JUAN DE AVILA, PATRONO DEL CLERO ESPAÑOL)


Mc 10,17-30.

Lo que vive y enseña Jesús, hace que muchos le vean como un maestro, dejando percibir una bondad que va más allá de un

a simple virtud humana, que trasciende a una dimensión divina. Lo comprueba aquel que al llamarlo así, le pregunta: ¿Qué haré para heredar la vida eterna? Jesús verificando que la bondad perfecta se encuentra solo en Dios, responde que cumplir los mandamientos es el camino para ir por la ruta del bien, llama la atención en medio de la cultura de la muerte que a menudo contemplamos, que el primer mandamiento al que Jesús hace mención sea el no matarás, como norma sublime para la vida buena de los hombres. Una motivación más para defender la cultura de la vida, que debe ser restaurada y promovida desde la civilización del amor.

Al igual que este personaje, muchos creyentes n

os esforzamos por vivir según las normas de la alianza judeo cristiana, más como lo dirá Jesús tras su mirada cariñosa, eso no es suficiente, hace falta seguir a Jesús anteponiendo todo aquello, que pudiera ser un obstáculo para este seguimiento.

Una cosa te hace falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres”, esto es más que evidente en el cura párroco de Ars: Pobre hasta la necesidad, tenía un cuarto desnudo y ahumado, una sotana remenda

da y un sombrero viejo, que provocaba las burlas de las gentes. "Para el cura de Ars -respondía él-, es demasiado." Por sus manos pasaban miles de monedas de oro y de plata, pero todo iba a parar a los necesitados. Construyó escuelas, templos, hospitales y asilos de huérfanos. Su mayor contento era socorrer una necesidad. "Somos muy felices -solía decir-, porque los pobres vienen a nosotros. Si no viniesen, tendríamos que buscarlos.

Esto me hace recordar a un inquieto joven de 17 años, que se sentía llamado a seguir a Cristo, desde la vida sacerdotal y a quien algunos le decían, busca otro camino que te de más éxito, más dinero y posibilidades de triunfo. Hoy 22 años después de esa situación y a casi 15 años de haberle dado e

l si en la ordenación sacerdotal, les digo que valió la pena haber dejado tantas cosas por él. Y comprobar, que si se deja casa, o familia, o bienes por él, se recibirá de todo eso cien veces más. En tantos años de seguirle no han faltado personas que me den su cariño y amistad, como si fueran familia y en su providencia nada me ha faltado. Las persecuciones, dificultades o problemas, serán también parte del seguimiento, pues si no hay cruz no se alcanzará la meta de la vida eterna. Por lo cual cualquier esfuerzo o sacrificio vale la pena. El Cura de Ars desde su inicio también enfrentó diversidad de problemas, esto se dice de cu

ando llego a aquel desolado e indiferente pueblo: La vista de su parroquia le llenó de desaliento. Era un pueblo pobre, abandonado, incomunicado; pero, más que esto, lo que llenaba de terror al nuevo sacerdote era la absoluta indiferencia religiosa. "Aquí no hay nada que hacer; yo mismo corro peligro de perderme." La caridad se sobrepuso a este primer movimiento, y el celo disipó los temores. Y ni que decir de sus enfermedades, las burlas y críticas de muchos adversarios y las persecuciones del mismo diablo, ante todo esto San Juan María Bautista decía: “Muchas eran entonces mis cruces -confesaba más tarde-; tantas, que ap

enas las podía soportar. Pedí al Señor que me diese la gracia de amarlas, y de repente me sentí dichoso. ¡Verdaderamente, sólo allí existe la felicidad”.

Lo que si nos queda claro es que si en nuestro corazón le damos más importancia a los bienes de este mundo o a los obstáculos que se nos presenten, nos será muy difícil seguir a Jesús con fiel entrega y generoso abandono, poniendo en riesgo nuestra salvación y la de otros. Esto decía unos de los

parroquianos de Vianney: “No valemos mucho más que los otros pueblos, pero seríamos muy miserables si, viviendo junto a un santo, nos entregásemos a los desórdenes”.


Ser sacerdote de Cristo y estar en este año sa

cerdotal aquí en el mismo lugar donde Dios suscitó a este gran modelo de santidad, es un privilegio y un gran compromiso pues nos lanza al reto de nuestra propia santidad desde el sacerdocio en las particularidades de vida y de cultura que a cada uno de nosotros nos circundan. San Juan María Vianney con su personalidad: un carácter jovial y sencillo, de trato agradable. Un hombre con ingenuidad infantil y sin ostentación, una mezcla de abandono, candor y gracia sencilla, combinadas con finura de tacto, seguridad de juicio, que daba a su trato y a toda su persona un encanto inexpresable. Cada uno de nosotros con nuestras diversas personalidades.

El Cura de Ars, pastor desde pequeño, de tres ovejas y un asno, realiza este humilde oficio como todo un anticipo del verdadero oficio

que Dios le confiaría de apacentar a su rebaño, configurado con EL, el Buen Pastor. Siempre acompañado de su zurrón con la imagen de la Virgen la que no se cansaba de admirar y a la que le rezaba constantemente.

Invoquemos también nosotros a nuestra señora la Virgen del Pilar, para que nos acompañe y proteja en el ministerio y así podamos asumir hoy el estudio, mañana nuestro trabajo pastoral con el celo santificante del Santo Cura de Ars y podamos decir con San Agustín: “Cuando se ama no se trabaja y si se trabaja se ama el trabajo”


QUE LA VIRGEN DEL PILAR PATRONA DE NUESTRA DIOCESIS DE ALAJUELA INTERCEDA POR NUESTRO OBISPO Y TODOS LOS SACERDOTES EN ESTA AÑO SACERDOTAL.

OH JESUS PASTOR ETERNO DE LOS HOMBRES DANOS MUCHOS Y SANTO SACERDOTES, RELIGIOSOS, RELIGIOSAS Y FAMILIAS CRISTIANAS.

Con el cariño de siempre.
P. Daniel Vargas.

01 octubre 2009

El valor de la familia

Permitanme que les presente a la familia Vargas Picado, conformada por mi hermano Jimmy, su esposa Yajaira, la princesa Ariana y en ese momento el pequeño Marco Joel estaba todavía en la pancita de su mami. Ya nació el pasado 25 de setiembre y le pedimos a Dios para que se recupere de algunos problemitas con los que nació, confiamos en el Señor que para su honra y su gloria así será.
Precisamente el vivir con mi familia, la semana anterior la operación de María Paula la otra sobrina, y esta semana la angustia por el pequeño, me hacía pensar en lo impotente que me sentía por estar lejos de ellos, pero a la vez reflexionaba en ese valor de la familia, que estén sus miembros donde estén, los une la fe en Dios y el amor entre ellos.
Precisamente la Palabra de Dios de este domingo 4 de octubre, que por cierto aquí en la Diócesis de Pamplona coincide con un encuentro anual que hace el arzobispo con las familias, nos plantea la riqueza y el valor de la familia, algo siempre actual para el hombre y la sociedad.

El relato de Génesis 2,18-24 nos muestra precisamente no solo el relato de la creación del hombre sino como desde el principio, la voluntad de Dio
s lo capacita para vivir en compañía, pues no está bien que esté solo. Por eso la creación de la mujer no viene a establecer ninguna superioridad jerárquica de dominio, como pensó el machismo trasnochado, ni tampoco sucede de manera chistosa como dice el feminismo: "es que echando a perder se aprende".
El dominio lo ejerce el hombre sobre la creación, los animales, pero en el caso de la mujer lo que
encuentra es un complemento para la mutua realización.
El género literario del Génesis recurre a la expresión "misma carne y el mismo hueso" para explicar que ambos tienen la misma dignidad, pues son imagen y semejanza de Dios y por ende merecen el mismo respeto y valoración, entre ellos y de parte de toda la sociedad. (Un punto valioso a analizar ante las propuestas políticas de las nuevas elecciones y que al respecto iluminan nuestros obispos en su exhortación pastoral: "CAMINOS HACIA UNA AUTENTICA DEMOCRACIA".)
Si bien es cierto la forma de unión entre el hombre y la mujer desde el principio es la consagrada p
or el amor de Dios para dotarlos de su bendición. Hoy en nuestra sociedad se asumen otras formas variadas, mas fundamentadas en la ley humana o en la voluntad humana, tal vez buscando más la posibilidad de no asumir los criterios de indisolubilidad y entrega total del uno por el otro.
Es por eso que desde el principi
o Dios pone en la vocación matrimonial, dos elementos importantes:
-Entregarse por completo y sin reserva
s: "por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer."
-La unión de los esposos será algo tan sublime y sacramental que serán "una sola carne".

Esta unidad e indisolubilidad del matrimonio es la que Jesús reafirma (Mc 10,2-16) cuando le plantea la posibilidad del divorcio, creado en la sociedad hebrea por la terquedad humana, más aun por una idea muy machista donde el hombre tenía esa posibilidad de divorciar a su mujer por varias causas como la impureza o la infertilidad. Por eso Jesús hace inmediatamente referencia a la voluntad divina inicial, plasmada tal como lo vimos en el Fénesis. Y aclara Jesús que lo que Dios une no debe ser separado por el hombre. Ante esto nos interroga la dura realidad social del alto índice de divorcios, ¿porqué tantos matrimonios acaban hoy en divorcios? Para algunos tal vez una precipitada y desesperada salida, para otros la liberación de un suplicio, o para otros la justificación perfecta y la luz verde para una nueva opción.
Me atrevería a plantear algunas posibles razones que llevan a muchas personas a esto:
-Se asume el matrimonio sin la madurez, la sinceridad, transparencia requerida.
-No se valora el sacramento tal y como Dios lo plantea.
-El amor es solo una aventura pasional y romántica y no dan paso a la entrega verdadera y generosa.
Sin duda son muchas las esperanzas q
ue se rompen, los sueños que se frustran, las ilusiones que se truncan en muchos corazones, que iniciaron juntos un mismo sendero.
Se podrán juzgar igual todos los divorcios? Se tendría que condenar a todos como tantas veces se hizo en el pasado?
Tengo claro que cada historia es dife
rente y cada caso habría que verlo por separado, y que Dios el único juez ve el corazón antes que las apariencias. Sin duda hay muchos casos donde ante graves riesgos de la integridad y dignidad de la persona es la vía civil que tienen. Pero hay una norma común que marca con el adulterio esa ruptura y que sucumbe ante una eventual nueva unión. Pues el sacramento no lo formaban los anillos, o el acta civil, ni la ceremonia, sino las dos personas que estén donde estén, se hablen o no, serán siempre el sacramento. Y si otra persona se involucra con alguno adultera esa unión.
Pero en esta dolorosa historia no solo sufren los dos que desvanecen sus proyectos de vida, sino que casi siempre también sufren los hijos, pues tengan
la edad que tengan ellos quisieran siempre a sus padres juntos. Especialmente si estos son pequeños, aquí podríamos traer a colación al final de este Evangelio: "Dejad que los niños se acerquen a mi, no se lo impidáis". Lamentablemente el divorcio de muchos padres es para los algunos hijos el alejamiento de Dios, o por lo menos el crear un resentimiento con él. Pues no pueden comprender porque si Dios les dio unos papás ahora los separa, o si es tan poderoso y le han pedido tanto que los una, no hace nada por evitarlo. Discernir entre la voluntad de Dios y la voluntad o razones humanas no es fácil para muchos niños. Menos cuando se nos ocurre por ahí decir que eso es lo que Dios quiso.
Quizás para muchas parejas esa hist
oria ya se escribió y bueno ahora no queda más que reempezar de nuevo, aprender de los errores y tratar de vivir de la mejor manera. Y si ya formaron una nueva familia, sino se puede vivir sacramentalmente por lo menos formar un hogar lo más humano y cristiano posible.
Si se vive la familia, aun con sus crisis,
debilidades y riesgos, luchemos por no llegar a esos extremos o desiciones equivocadas, busquemos a la fuente misma que los llevó a ese amor primero, invoquemos a María para que como en Canaá nos alcance de Jesús nuevo vino del amor verdadero. Entreguemos al Señor los problemas y el actuará en todos los corazones cansados, heridos o desubicados.
Termino esta reflexión alabando a Di
os por lo que hace en nuestras vidas y especialmente en mi familia, pues me ha comunicado mi hermano Henry que a Paulita ya le dieron de alta por su operación de glándulas y Marco Joel ha asimilado bien la leche, después de la operación que le unió el esófago a la traquea y al estómago. Bendito sea Dios por tantas bondades.

Pues esta es la otra rama de la familia, los Vargas Solera: mi hermano Henry, su esposa Dinia y mis hermosos sobrinos la princesa María Paula y el chumeco lindo Allan Alberto.

Bueno como ven la familia crece y ya en la casa solo quedamos de la vieja cepa solo doña Blanca y yo (bueno cuando ando por ahí, jajaja), pues don Beto ya goza de la morada celestial.

Bueno esta es la familia que Dios me ha dado, donde no faltan problemas como en todas, pero confiando en Dios seguimos adelante. De seguro el Señor hará lo mismo en la suya.
"BENDECID OH SEÑOR LAS FAMILIAS AMEN, BENDECID OH SEÑOR LA MÍA TAMBIÉN".

CON EL CARIÑO DE SIEMPRE.
P. Daniel