29 septiembre 2010

SI TUVIERAMOS FE




Lecturas Domingo 27º

del Tiempo Ordinario- Ciclo C


Domingo 03 de Octubre del 2010


Primera lectura


Lectura de la profecía de Habacuc (1,2-3;2,2-4):

¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? ¿Te gritaré: «Violencia», sin que me salves? ¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas? El Señor me respondió así: «Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse. El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 94,1-2.6-7.8-9

R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:


«No endurezcáis vuestro corazón»Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias,aclamándolo con cantos. R/


Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.


Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masa en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.


Segunda lectura


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,6-8.13-14):


Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Ten delante la visión que yo te di con mis palabras sensatas y vive con fe y amor en Cristo Jesús. Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

Palabra de Dios


Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,5-10):

En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.» El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."»


Palabra del Señor
Si tuvieras fe, sería menos posible el desesperarse, precipitarnos o revelarnos contra Dios y la vida ante las dificuldades humanas. Estas características reacciones humanas vienen a revelar a la luz del profeta Habacuc la verdadera actitud del justo que vive por la fe. Porque no deja que su alma se hinche ante el mal, la adversidad o lo que otros hacen contra nosotros, sino que en el Señor encuentra la paz, la fuerza y la sabiduría parea saber reaccionar de la manera mas justa y prudente. Cuando se mira a tanta gente actuar bajo el impulso de dolor, la venganza, el desquite, podríamos pensar que dominan más en nosotros las pasiones y los instintos que la fuerza y la sabiduría de Dios. Que triste ver reflejado ese drama en cada femicidio que oimos por las noticias donde el asesino llora y se lamenta por no saber lo que hizo o lo testifica también su cadaver suicida.
Con el salmo descubrimos que para tener fe hay que escuchar la voz del Señor, sin endurecer el corazón. Esto me hace pensar que la fe es más que un simple acto racional, creo que también es algo profundo del sentimiento, del amor. Veamos la confianza y credibilidad que da el enamorarse, e incluso a veces a pesar del engaño o la traición. Si dejáramos al Señor que nos enamora, si no le resistiéramos tanto su seducción, si nos atreviéramos a enamorarnos de Él, sería tan fácil tenerle fe y contemplar sus maravillas en nuestras vidas. Podríamos no solo creer en Dios sino también creerle a Dios.
Los apóstoles como fieles discípulos del Maestro pidieron el aumento de la fe, y es que si es un don de Dios claro que podemos pedirlo y disponernos cada día para que crezca en nosotros. Por eso nos dice el Señor que si solo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, o sea así de pequeñita ¿qué no podríamos hacer en su nombre?. Y es que contemplar el amor de Dios y corresponderle de la mejor manera no es una opción secundaria en el hombre, ni por lo cual Dios debería agradecernos, es nuestro deber asi como el servidor, sabe que tiene un deber para con su patrón. Dios no necesita de nosotros, ni está obligado a darnos nada porque se lo pidamos, lo da porque quiere y nosotros hemos de estar agradecidos por eso y en virtud de eso comprometernos y crecer en amistad con él. Hemos de ser pobres siervos que solo hacemos lo que tenemos que hacer.
Tomemos de San Pablo escribiendo a Tito unas enseñanzas básicas para crecer también nosotros en la fe:
>Hay que reavivar siempre ese don de Dios. El Señor nos lo regala, pero nosotros debemos alimentarlo y fortacerlo siempre. No basta con llevar un niño al bautizo sus padres deben seguirlo educando en la fe, ya luego la persona por si misma deberá seguirse robusteciendo con la Eucaristía, la oración, la Palabra, los demás sacramentos y toda actividad espiritual o religiosa que le ayude en ese sentido.
>La fe no es para un espíritu cobarde. Dios nos quiere fuertes en la fe, para no derrumbarnos ni desfallecer en la lucha. Problemas y adversidades no faltarán, en ellas debemos dar testimonio de la fe con nuestra templanza y fortaleza.
>No hay que avergonzarse de dar testimonio de Cristo. La fe implica aceptar al Señor y así testimoniarlo ante los demás aunque muchos piensen que no está de moda, que lo importante es el conociemiento humano o lo material de la vida. En el estudio, entre los amigos, en el arte, en el deporte en cualquier plano de la sociedad nunca nos avergoncemos de decir que creemos en Él y así evidenciarlo con nuestra realidad de vida.
>Tomar parte de los trabajos del Evangelio. Eso supone el compromiso, la responsabilidad de formarnos y servirle en el campo profético, litúrgico o social de la pastoral de la Iglesia. Nos es el asunto de sacerdotes, monjas, misioneros o algunos cuantos laicos comprometidos, ha de ser la tarea de todo creyente bautizado.
>Guarda el depósito de la fe. Es una responsabilidad del cristiano, proteger y salvaguardar la fe, no sólo como un derecho humano en la sociedad, sino como un tesoro personal que nadie tiene derecho a robar o a confundir. En este sentido hoy muchos, poco se preocupan en madurar en la fe pero si se exponen a experiencias religiosas distintas, ideologías filosóficas, modas espirituales, libros o películas polémicas que terjiversan la verdad de Dios. No es prohibirnos la posibilidad de valorar los pensamientos distintos sino tener la fortaleza de fe sólida para escuchar o ver otros criterios, tomar lo bueno y respetar aquello en lo que diferimos. Guardar la fe es también no dejar que se apague o debilite por la apatía espiritual y el enfriamiento religioso.
Esta semana que hemos visto tantos problemas por las lluvias, inundaciones, deslizamientos, undimientos en las vías, nos sirve de comparación para pensar así es nuestra vida cuando menos pensamos puede cambiar todo y pasar de la tranquilidad a las complicaciones. De allí lo importante de mantenernos en la amistad y cercanía con el Señor para ir firmes en su camino a pesar de los obstáculos en la vía. Podría pasar que se nos olvide llevar el tanquecito lleno del combustible de la vida que es la fe y nos atasquemos en el camino. No esperemos tener el agua al cuello para buscar la fe que nos sostendrá en medio de la dificultad.
No olvidemos al iniciar octubre el mes de las misiones, elevar nuestra oración y ayuda por la Misión de llevar a Cristo a todos los hombres, para que tengan fe en él, lleven de la mejor manera la vida y descubran su salvación.
Con el cariño de siempre.
P. Daniel Vargas.

22 septiembre 2010

LA FE REQUIERE UNA VERDADERA CONCIENCIA SOCIAL




Lecturas Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Domingo 26 de Septiembre del 2010


Primera lectura
Lectura de la profecía de Amós (6,1a.4-7)

Así dice el Señor todopoderoso: «¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaría! Os acostáis en lechos de marfil; arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José. Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos.»
Palabra de Dios


Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/.Alaba, alma mía, al Señor

Él mantiene su fidelidad perpetuamente, él hace justicia a los oprimidos, él da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. R/.

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,11-16)

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.
Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,19-31)
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas." Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."»
Palabra del Señor


Comencemos orando con la Beata Teresa de Calcuta:


Señor, cuando tenga hambre, dame a alguien que necesite comida.
Cuando tenga sed, mándame a alguien que necesite bebida.
Cuando tenga disgusto, preséntame a alguien que necesite consuelo.
Cuando esté pobre, ponme cerca de alguien necesitado.
Cuando alguien me falte, dame la ocasión de alabar a alguien.
Cuando esté desanimado, mándame a alguien a quien tenga que darle ánimos.
Cuando sienta la necesidad de comprensión, mándame a alguien que necesite la mía.
Cuando tenga necesidad de que me cuiden, mándame a alguien que tenga que cuidar.
Cuando piense en mi mismo, atrae mi atención hacia otra persona.
Hazme digno, Señor, de servir a mis hermanos que viven y mueren pobres y hambrientos en este mundo de hoy.
Dales, a través de mis manos, el pan de cada día.
Y derrama sobre ellos tus bendiciones a través de nuestro amor comprensivo.
Amén.



“Ustedes, oh ricos, son esclavos: esclavos de aquél pecado que es la codicia, la avaricia insaciable. Se parecen al agua estancada que de prisa se pudre y se llena de gusanos. ¡Que el tesoro de Ustedes no se quede estancado!
Se parecen al incendio que acabará por destruirlos, si no lo combaten dándole las riquezas a los pobres.
Sí, Ustedes ya están en una hoguera ardiente –que es el ansia de poseer- y sus voces se confunden con las del rico epulón: “¡Padre Abrahán, envía a Lázaro para que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua!”.
Siembren en la tierra del amor, y el amor germinará en el cielo.
Planten su amor en el corazón del pobre, y se convertirá en una gran planta que llegará hasta Dios.
Pero que quede claro: no se trata de distribuirles a los pobres los bienes de Ustedes, sino que le restituyan a los pobres sus bienes. Porque Ustedes monopolizan aquello que Dios dio para el uso de todos. La tierra no le pertenece a la casta de los ricos, sino a todo el género humano.
Por eso lo que se les pide no es que hagan gratuitamente un acto de beneficencia: lo que se les pide es que paguen su deuda”
(San Ambrosio de Milán, en De Nabuthae Historia)


REFLEXIÓN

Dice el libro de los Proverbios:"no me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan; no sea que me sacie y reniegue de ti diciendo: ¿quién es el Señor?; no sea que necesitado robe y blasfeme del nombre de mi Dios".

Parece que la Palabra nos sigue insistiendo en la adecuada administración de los bienes materiales, pues estos mal administrados nos pueden llevar a ser ciegos ante Dios y ante la pobresa de los hermanos.

Muchos se preguntan ¿porqué si Dios es bueno y justo porqué hay tantas diferencias sociales, que hacen que unos pocos tengan mucho y otros muchos casi no tengan nada? Sin duda que la injusta distribución de la riqueza no es el proyecto inicial de Dios sino la astuta e injusta manipulación de los hombres. Dios da los bienes para una universal distribución, para el bien común, pero el hombre cegado en su egoismo y ambición los ha ido absorviendo para su propio beneficio. No es que la propiedad privada no tenga una justa importancia para el mejor cuido y provecho en la dinámica social, el problema es como se ha distribuido esa propiedad, dejando a tantos excluidos.

La figura de este personaje que la tradición bíblica llama el rico Epulón, como vimos lo llama San Ambrosio de Milán (Tréveris, c. 340 - Milán, 397 fue un destacado arzobispo de Milán, y un importante teólogo y orador. Es uno de los cuatro Padres de la Iglesia Latina y uno de los 33 doctores de la Iglesia Católica.) nos permite ver cuanto puede cegar al hombre los bienes materiales, no solo llenándolo de orgullo y prepotencia al pensar que sus bienes le resolverán todo , sino al no permitirle ver la necesidad de su alrededor. Este hombre seguro y tranquilo vive en su comodidad y placer, lo que alcanzamos con el dinero en la convicción engañosa de que eso nunca se acabará y por eso se mira como un bien absoluto.
Lázaro por su parte pobre, llagado hambriento, merecedor solo de ser lamido por un perro, clama a la entrada de su casa pero no es merecedor de su compasión.
Ambos mueren, pero la situación después de la muerte es muy distinta para ambos, para el pobre Lázaro el seno de Abrahán, imagen clara del bien eterno para el creyente del Antiguo Testamento, pues estar donde está Abrahán ícono de la fe de Israel, es la Gloria perfecta, y Lázaro es llevado ahí por los ágeles. Por su parte Epulón es enterrado, como para decirnos lo de este mundo en este mundo se queda y luego lo ubican en el infierno en medio del tormento, la tradición cristiana en base a este texto usa la comparación de las llamas y tortura para designar el estado más desesperante que el hombre puede vivir al ser creado por Dios para vivir con Él para siempre y no poder estar con Él, como consecuencia de su pecado. Más que un lugar o espacio, es un estado nos decía Juan Pablo II, no poder estar con Dios por quien y para quien fuimos creados, no puede haber mayor angustia y sufrimiento.

En medio de esa descripción de realidades distintas viene la ironía, el rico ahora clamando para que el pobre le de consuelo, méndigándole agua para su alivio o pidiéndole que ayude a los suyos para librarlos de ese suplicio. De allí se desprende la enseñanza quien en este mundo solo recibe vienes corre el riesgo de que estos lo pierdan del camino verdadero de la vida, del mandamiento de la caridad, de la sensibilidad y auténtica conciencia social que nos permite ayudar a los necesitados y ganar la vida eterna en el amor. Mientras que también nos enseña que aunque en esta vida nos tocara enfrentar limitaciones y dificultades no hemos de desesperarnos pues hay una promesa de bienestar al final de esta historia, que siempre pasa rápido y abre paso a la realidad definitiva y eterna en Dios.

La voz de Abrahán nos reitera que en la Palabra está la enseñanza para nuestra vida ( ahi tienen a Moisés y a los profetas, que los escuchen) nosotros tenemos una opción más amplia todavía, ahi tienen los Evangelios y las Cartas, ahi tenemos la Escritura completa.

Epulón piensa que si un muerto resucita si que reaccionarán sus hermanos, que equivocado estaba, hace más de dos mil años resucitó un muerto Jesucristo y ni así le hacemos caso, seguimos sumergidos en la ambición del materialismo, en el ciego egoismo que hace pensar solo en nosotros o a lo sumo en los más cercanos y seguimos ciegos ante tanto dolor, necesidad y pobreza humana. Las franjas sociales de nuestra sociedad cada vez se ensanchan más, aumentan los precarios, los que deambulan por la calle, los que mueren de hambre y sed en el mundo, los que mueren tristes y solos, etc.

La pobreza de Lázaro no era un timo o una sinverguenzada como la de tantos que se dicen pobres y topamos en el camino de la vida, como tampoco lo es la de muchos que siguen hoy bajo la indiferencia de nuestra ceguera social cuando hacemos pagar a justos por pecadores.

Oremos como la madre Teresa de Calcuta para poder amar a los más necesitados como ella los amó, como a verdaderos hijos de Dios.

Con el cariño de siempre,

P. Daniel Vargas





16 septiembre 2010

NO PODEMOS SERVIR A DIOS Y AL DINERO



Lecturas Domingo 25º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Domingo 19 de Septiembre del 2010


Primera lectura
Lectura de la profecía de Amos (8,4-7):Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 112,1-2.4-6.7-8R/.

Alabad al Señor, que alza al pobre


Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. R/.


El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R/.


Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo. R/.


Segunda lectura


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2,1-8):Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol –digo la verdad, no miento–, maestro de los gentiles en fe y verdad. Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones.


Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»Palabra del Señor








REFLEXIÓN

Se dice por ahí que por la plata baila el mono y de verdad que esto se cumple en tantas personas que dejan que el dinero o lo material se vuelva el amo de sus vidas.
El dinero se ha creado en el mundo como una necesidad social, para dar valor a las cosas que en el mercado se negocian, pero es un valor totalmente relativo y no absoluto. Cuando precisamente se absolutiza este bien se corre el riesgo de volverse esclavo de él en la ambición del materialismo o el egoísmo injusto.
La injusticia social brota de ese mal uso que le da el hombre. El texto del profeta Amós evidencia la injusticia social que se daba en el Antiguo Testamento: donde se explotaba y abusaba del pobre; se hacía fraude en el peso o medida de los que se vendía; se sobornaba a los necesitados. También hoy se podría aumentar la lista con los clásicos chorizos, la corrupción en el sector público y privado, la evasión fiscal, los topadores comprando objetos robados, las famosas mordidas y el colmo de los secuestros exprés, pago por carro robado ó paseos millonarios. Como claramente lo denuncia el profeta, Dios el Juez Justo, no dejará pasar estas acciones como tan fácilmente las toleramos nosotros, las consciente la cultura actual y hasta las alcahuetea muchas veces el sistema judicial vigente.

Dios no sólo nos recuerda que es y será el defensor de los pobres y desvalidos, sino que también nos invita a proceder con verdadera astucia en la administración de los bienes materiales. El quiere que aprendamos el valor verdadero y le demos la más justa administración a los bienes materiales.

La parábola del administrador injusto pero astuto, nos hace pensar que como dice Jesús en este mundo son más astutos los hijos de las tinieblas que los hijos de la Luz. Cuando vemos la sagacidad para ingeniar timos, fraudes y sinvergüenzadas, descubrimos esta realidad, pero que esclavos son de su ambición como se destruyen y hace daño a los demás.

Los cristianos, los hijos de la Luz, no podemos ser esclavos de la ambición o la injusticia, debemos de conducir nuestra vida y la responsabilidad social, desde la Luz del Santo Espíritu, buscando siempre la buena administración de los bienes, ganados honradamente y propiciando su justa distribución para el bien común.

¿Cuál es tu amo? ¿Cuál es tu Dios y Señor?
Si es Jesucristo el Señor, Él te hará descubrir los verdaderos valores y usar los bienes materiales de la maneja más justa, honesta y responsable. No importa cuál es tu posición o responsabilidad social, ama al Señor tu Dios y administra bien lo que te ha dado, así serás libre y feliz.

Que la celebración de 189 años de vida libre e independiente, nos permita forjar una Costa Rica más justa, segura, honesta y solidaria.


Viva nuestra Patria.
(www.callevargas.blogspot.com)



Pbro. José Daniel Vargas Arias.


08 septiembre 2010

MAS MISERICORDIOSO IMPOSIBLE

Lecturas Domingo 24º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Domingo 12 de Septiembre del 2010

Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (32,7-11.13-14):

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: "Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto."»
Y el Señor añadió a Moisés: «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo.»
Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: «¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: "Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre."» Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Palabra de Dios

Según narra el libro del Éxodo el pecado se suscita en el pueblo de Israel por la idolatría, pues se busca poner la seguridad y la confianza en un objeto (becerro de oro) que pueden ver y tocar, siguiendo una figura religiosa adorada en otro culto pagano.
Dios que ha amado a su pueblo, formándolo, liberándolo de la esclavitud no soporta esa falta de amor y fidelidad a él y menos que esa idolatría lleve a su pueblo a una esclavitud mayor. Este pueblo cabezón no quiere mirar las bondades de Dios sino que se aferra a un ídolo falso, de allí el reclamo justísimo de Dios.
Esa es fácilmente la historia del hombre, cuando en vez de confiar plenamente en Dios hace de sí mismo, de otras personas o de las cosas verdaderos ídolos, pues les entrega su vida, voluntad y libertad, con la salvedad que ningún ídolo, dignifica, libera y salva como realmente lo hace Dios con nosotros.
Por eso Dios mirando nuestro pecado y el riesgo al que nos conduce nos busca y trata de acercar nuestro corazón a él.
¿Cuál es nuestro becerro? ¿Qué nos rroba la libertad y voluntad?
La intercesión de Moisés recuerda a Dios su gran bondad y apaga la ira del castigo que bien merece el pecado o es consecuencia del mismo. Que hermosa motivación también para recurrir a la intercesión en la Iglesia para la conversión de todos.

Salmo
Sal 50,3-4.12-13.17.19

R/. Me pondré en camino adonde está mi padre

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias. R/.

Este salmo llamado misere o misericordia es la expresión del pueblo creyente que se reconoce pecador y busca la clemencia y bondad de su Dios, resaltando que por fuertes o grandes que sean los pecados Dios no desprecia el corazón sincero y arrepentido. Recogiendo la misma expresión humilde del hijo pródigo y arrepentido pongámosnos en camino hacia el Padre para disfrutar de su paz misericordiosa.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,12-17):

Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús. Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

El modelo o ejemplo de Pablo nos permite identificar nuestra gran debilidad en la figura del apóstol, pues el mismo reconoce que a pesar de ser un perseguidor e insolente con Cristo, éste le llama, le perdona y le envía. Resalta la confianza de un Dios que se fía de nosotros haciéndonos capaces de servirle con todo y nuestras debilidades. Lo hace por pura compasión derramando su gracia donde abundaba el pecado.
Pablo anuncia la salvación del pecador a partir de su propio testimonio y eso le da gran autoridad, que hermosa motivación para que también nosotros nos sintamos invitados por Cristo a probar las delicias de su misericordia y anunciemos la salvación a los demás esa esperanza no desde la postura presumida del que se cree bueno y salvado, sino del que como Pablo puede hablar de la misericordia de Dios porque la ha experimentado en carne propia.
Estoy seguro que el pecado lo hemos experimentado todos de muchas maneras, ojalá no nos quedemos por miedo, pereza o ignorancia sin probar la miel dulce y exquisita del perdón de Dios y su amor sanador.


Palabra de Dios



Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (15,1-32):

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.



Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "iFelicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»




También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tu bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»


Palabra del Señor.

Con razón a este capítulo 15 del Evangelio de Lucas se le conoce como el capítulo de la misericordia, y es que mayor expresión de su bondad y compasión imposible.
Con las parábolas de la oveja y la moneda perdida, nos compara el Señor su preocupación y búsqueda incansable, cual buen pastor que asegura las 99 y hace su mayor esfuerzo para buscar la perdida; cual mujer afanada que se esfuerza en iluminar y barrer bien por buscar la moneda por pequeña que sea su valoración.
Linda enseñanza del corazón amoroso del Padre Bueno que nos busca y valora por lo que somos, no por la cantidad ni por la calidad de nuestra respuesta. No nos escondamos a su amor, no dejemos que el orgullo, la soberbia, el miedo o la verguenza nos impida disfrutar de esa misericordia.
Valoremos la actitud del hijo pródigo, que aunque abusó de la libertad y bondad de su padre, supo reconocer su error y con actitud humilde regresar a la casa paterna. Tengamos claro que el Padre nos espera con esa misma alegría y más bien toma la iniciativa para el encuentro y hacer fiesta por nuestro regreso.
La vida nos dará siempre la ocasión para ser hijos pródigos a veces con nuestro pecado, padres misericordiosos para con los que se equivocan a nuestro alrededor, pero también hermanos celosos y egoistas que se creen muy bueno y no son capaces de dar una oportunidad al hermano que ha caído.
Que esta Palabra nos anime a todos a asumir el mejor rol en esas situaciones y sobretodo redescubrir la misericordia de Dios, pues más misericordioso con nosotros imposible...

BENDICIONES. P. DANIEL VARGAS.





01 septiembre 2010

EL VERDADERO DISCIPULO DE CRISTO


Lecturas Domingo 23º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Domingo 05 de Septiembre del 2010

Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría (9,13-18):

¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere? Los pensamientos de los mortales son mezquinos, y nuestros razonamientos son falibles; porque el cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita. Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde él cielo? Sólo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó.

Palabra de Dios
Salmo
Sal 89

R/.
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación


Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R/.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón (9b-10.12-17):

Yo, Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión; te lo envió como algo de mis entrañas. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en tu lugar, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo; así me harás este favor, no a la fuerza, sino con libertad. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú, como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33):

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar." ¿O que rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»

Palabra del Señor