29 mayo 2009

LA PROMESA SE HA CUMPLIDO. PENTECOSTÉS



VEN Y SOPLA, SANTO ESPÍRITU DE DIOS.










La promesa de no dejarnos solos se ha cumplido, como aquel viento fuerte que dice el texto de Hch 2,1-11, que resonó donde estaban reunidos los apóstoles junto a María. Como un viento recio que lo podemos oir, sentir su fuerza y ver su acción en las cosas.
Así el Espíritu del Señor se queda con nosotros para:
>Refre
scar el cansacio y el agobio en el duro caminar.
>Impulsarnos en la senda marcada por Jesucristo el Señor.



FUEGO DEL ESPÍRITU, PURIFICA NUESTRAS ALMAS.





Como llamaradas de fuego le vieron posarse sobre ellos, permitiéndoles hablar según el Espíritu les sugería, con el fin de que en toda la tierra se escuchen las maravillas del Señor.
Fuego que limpia, purifica, transforma la materia, calienta. Que necesario en nuestras vidas frías por la falta de amor de la insensibilidad humana. Tan necesitadas de pureza interior y su fuego abrazador. Es la nueva energía que puede transformarlo todo en nuestra vida.





FUENTE DE VIDA Y DE PAZ.








Es la paz que trae Jesús resucitado como lo atestigua el Evangelio de este día (Jn 20,19-23). La que viene a abrir el camino de la Iglesia, con el sacramento del bautismo, la que sacia nuestra sed como lo hizo con la mujer samaritana y hace que desde nuestro interior mane una fuente de agua viva. Sin duda que puede refrescar y renovar esos sentimientos marchitos, esos hogares desidratados, esas sequías fuertes en nuestra Iglesia.




El salmo 103, es la gran plegaria de la Iglesia en este domingo especial: "Envía tu Espíritu Señor y repuebla la faz de la tierra".
Es que si no tenemos la presencia del Espíritu en nosotros, como dice el apóstol Pablo en la primera carta a los Corintios, no podríamos reconocer a Jesucristo como nuestro Dios y Señor, no tendríamos la diversidad de sus dones, funciones, carismas y ministerios. No seríamos un solo cuerpo en él.
Su unción nos da regalos ordinarios y extraordinarios, según como el quiere, pero todos para una sola misión: llevar la Buena Nueva a los demás, no es para vanagloriarnos ni servirnos a nosotros mismos, sino para anunciar la salvación de Dios, que es libertad, justicia, paz, un verdadero reino de amor.

Ya que este lunes 01 de junio iniciaré los exámenes finales de este segundo semestre, me encomiendo a su oración, confiando que el Espíritu de Dios nos dará la sabiduría, inteligencia y capacidad, para dar el mejor resultado posible. Y ya que inicio los exámenes con la materia de Historia del Arte Cristiano, les comparto estas hermosas pinturas que evocan este misterio de Pentecostés:








Vasco Fernández, 1534.
Sacristía de la Iglesia de la Santa Cruz. Coimbra, Portugal.
















Juan de Roelas. 1615. Museo de Bellas Artes, Sevilla.

























El Greco, 1596. Museo del Prado, Madrid.











Con el cariño de siempre. P. Daniel.

23 mayo 2009

Él culminó su misión, ¿nosotros ya empezamos la nuestra?




Es posible que muchas veces hayamos experimentado la sensación de pérdida o abandono y con ello: el miedo, la nostalgia, la impotencia, la incertidumbre, el fracaso.
Se vive posiblemente tras la muerte del cónyugue o uno de nuestros padres, cuando se va un hijo de casa, porque se casa, por el estudio o por el trabajo, o simplemente porque alguien muy querido viaja lejos. Cuando se termina una relación de pareja.
Esta es la sensación que viven
los discípulos de Cristo, cuando después de haberle conocido y seguido, después de aceptar la propuesta de dejarlo todo por él ,ahora "los abandona" y sube al cielo.
¿Es que acaso Cristo se va, dejándonos embarcados y se desentiende de nosotros? estoy casi seguro que muchas veces ante la frustración y el dasánimo hemos sentido eso.
Veamos un poco lo que la liturgia de la Palabra de esta solemnidad l
itúrgica de la Ascención del Señor nos regala.
>Hech 1,1-11.
>Sal 46, 2-9.
>Ef 1,17-23.
>Marcos 16,15-20.
El mandato de Jesús fue claro y expreso: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación". Jesús quiere que la Buena Nueva de su Reino llegue a todos los hombres, pero para ello ocupa la colaboración de aquellos que pasaron de ser discípulos a apóstoles o sea enviados, misioneros. Y esa tarea no es solo para sus primeros seguidores, sino para los cristianos de todos los tiempos.
El fruto, la prueba de que la semilla ha caído en buena tierra es que se creerá, vendrá el bautismo y por ende la salvación. La tarea del misionero es llevar el anuncio, la respuesta será la liberta
d del que la ha recibido.Todos los signos prodigiosos que menciona el evangelista, no son más que la comprobación de que es el mismo poder de Dios que actúa en ellos y manifiesta así su amor y su grandeza. Por eso los hombres seremos siempre solo instrumentos de gracia y receptores de su amor.
Jesús manifiesta el amor del Padre y verifica con signos portentosos su divinidad, así se da a conocer a sus discípulos y luego les da las instrucciones precisas para que sigan su tarea. El ha cumplido la misión, se hizo hombre, nos enseñó el Reino, da su vida por nosotros venciendo la muerte en la resurrección y ahora vuelve a la Gloria del Padre, a su derecha donde corresponde. No se va simplemente o desentiende como diciendo jueguénsela ustedes. Nos prepara, nos envía y nos garantiza el auxilio, la asistencia espiritual desde el cielo.
Les recomienda no alejarse, mantenerse unidos hasta que se cumpla la promesa, porque el don del Espíritu no es un regalo particular o privilegiado de algunos, sino que se recibe, se manifiesta y se comparte solo en la comunión de la Iglesia, unidos a la comunidad de Cristo.
El nos bautiza ya no en agua, sino con el Espíritu Santo, es la gran solemnidad del Pentecostés que viviremos el próximo Domingo. Él nos dará la fuerza para ser sus testigos en los confines del mundo.
Era ese deseo, expresado como oración Trinitaria, cuando San Pablo nos dice en esta carta a los Efesios: "Que el Dios de la gloria, Padre de nuestro Señor Jesucristo, os de espíritu de sabiduría y revelación para conocerle."
Esa promesa de
l Padre nos garantizará el poder cumplir la tarea que se nos asigna, pues comprenderemos cual es la esperanza a la que se nos llama, la riqueza de la gloria que se nos dará, y la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros.

Entonces que nos toca hacer, ¿quedarnos mirando al cielo a ver donde estará Jesús, o esperar a ver si vuelve pronto? Pues no dudamos de que volverá, en la parusía como lo declara la fe de la Iglesia y nos pedirá cuentas de lo que nos encargó. Pero mientras debemos esmerarnos en cumplir el encargo que nos ha dejado. Que nuestra vida comunique la vida de Dios a los demás, con todas sus expresiones.
Por eso la Iglesia celebra este domingo la jornada mundial de las comunicaciones sociales y esto debe hacernos reflexionar. Pues no se trata de pensar solo en el televisor, la radio,
el periódico, el cine, el internet, etc. Pues eso son solo instrumentos, simples medios que por si solos no hacen nada, ni bueno ni malo. Se trata de pensar en quienes están detrás de ellos, los que producen, editan, digitan, prestan su voz o su rostro, para comunicar algo. Debemos pensar en lo que se comunica, sus contenidos, las ideologías, intenciones, objetivos que buscan, muchas veces manipulados por intereses muy concretos. Hay que pensar también en los que somos receptores de la comunicación, los que les vemos, oímos, leemos, en fin los disfrutamos. Desde todas esas perspectivas hemos de pedir la sabiduría del Espíritu para que sus responsables los usen de la mejor manera, su mensaje sea constructor de buena humanidad y los usuarios los aprovechemos con responsabilidad individual y colectiva.
Para nadie es un secreto el impresionante poder que ejercen hoy los Medios de Comunicación Social en todos los rincones de la humanidad, tanto en la opinión pública como en la conducta misma, por eso los cristianos hemos de saber usarlos y aprovecharlos de la mejor manera. No dudo de que ya hay mucha gente buena usando muchos medios, no solo para el anuncio de Cristo sino para generar una cultura de la vida, pero no olvidemos que esta es tarea de todos y debemos hacerlo con toda la capacidad comunicativa que Dios nos ha dado. Ojalá que al hablar; en el lengua
je corporal; al expresar nuestros sentimientos y emociones; al mandar un correo electrónico, o un mensaje de texto; podamos siempre transmitir la vida y el amor de Cristo resucitado.
Que María la que permanece unida a los discípulos en la espera del Pentecostés y a quien hoy celebramos en la advocación de María Auxiliadora, nos ayude siempre a ser dóciles al Esp
íritu y buenos comunicadores del amor de Dios para los demás.
Con el cariño de siempre.
P. Daniel Vargas.

















Esta obra, se llama la Ascención, fue pintada en 1528 por Ambrosius Benson. Es un Oleo. Se encuentra en el museo de Catedral de Burgos, un a impresionante catedral de estilo gótico construida en
el siglo XII y que esta semana pude conocer en una gira del curso de Historia del arte cristiano.




16 mayo 2009

Los elegí para ser mis amigos



Como si estuviéramos retomando el texto y la temática del Evangelio de hace ocho días, la Palabra (Juan 15,9-17) nos sigue motivando a permanecer unidos a Jesús, unidos en su amor trinitario, como el Padre y él se aman y así amarnos entre nosotros, en muchos frutos de amor.

Cual ha sido la intención de Jesús para revelarnos este camino de amor en su Palabra: darnos su alegría y una alegría no pasajera o superficial, como la ofrecen tantas cosas del mundo, sino una alegría plena.

También nos viene a recordar Jesús que la relación que el quiere tener con nosotros no es de siervos o esclavos, sino de amigos, Amigos a los que él mismo eligió. Cuanta felicidad da el sentirse: amado, pensado y llamado por Dios, para ser su amigo. Porque como le contamos nuestros sueños, deseos y planes a los amigos de más confianza, así él nos ha dicho lo que quiere su Padre y que él realiza como voluntad propia. ¿Es esa nuestra relación con él? ¿La qué tenemos con el mejor amigo? De una hermosa relación de cariño y amistad brotan tantas cosas lindas: compañía, solidaridad, gozo, sacrificio, renuncia, entrega, lealtad, comprensión, apoyo incondicional. Es fácil percibir cuando entre dos personas hay buena amistad, al punto que a veces de mala manera otros sienten celos o envidias de esa amistad. Toda amistad debe hacernos crecer y abrirnos a los demás y no encerrase en si misma, pues esto la podría llevar a su destrucción, a volverse enfermisa, a viciarse. ¿Perciben los demás en nosotros la amistad con Jesús? Los amigos se quieren ver y hablar de sus cosas, con Jesús lo podemos hacer en la oración. Los amigos se perdonan, por eso nos deja la reconciliación. Los amigos comen juntos, por eso se queda en la Eucaristía. Los amigos se regalan lo mejor, por eso nos dejó a su madre.

No ha sido nuestra elección, por eso no podemos presumir, de allí la actitud de Pedro en la primera lectura cuando le querían dar gestos de adoración, por lo que había hecho en nombre de Jesús. (Hch 10,25-26.34-35.44-48) Donde además nos recuerda que los llamados no son solo un grupo escogido, selectivo y discriminatorio, sino que a todos los hombres del mundo se les abre la posibilidad de la gracia, en Cristo Jesús, especialmente en la efusión del Espíritu, como lo celebraremos al final de mes con el Pentecostés. Lo que nos hace recordar que no debemos descalificar a nadie en la posibilidad de descubrir la amistad de Cristo. Que en los cristianos no cabe la discriminación racial, sexual, religiosa, étnica, cultural, ni de ningún otro tipo.

Esa fuente de amor puro, amistoso, abierto a todos, sólo lo puede estar en Dios por eso el apóstol Juan también en la segunda lectura de este domingo (1Jn 4,7-10) nos recuerda que si alguien no ama, es porque no ha conocido a Dios, pues Dios es amor. Amarnos unos a otros es la tarea, como familia, como amigos, como compañeros, como vecinos, como cristianos, como humanos.

El mayor problema del mundo de hoy no es la crisis económica, ni la gripe porcina o A, es que no nos amamos unos a otros, ni somos amigos de Jesús, como él lo es de nosotros.

Con el cariño de siempre.

P. Daniel.

09 mayo 2009

Las palabras dicen mucho pero el testimonio arrastra




Esta frase popular sobre el testimonio, nos cuestiona profundamente a todos los que pretendemos llevar nuestra vida en el seguimiento de Cristo.
Precisamente esta semana que brotaba el escándalo mediático por fotografías y declaraciones del padre Aleberto Cuitié, famoso sacerdote en Estados Unidos y todo Latinoamérica, nos remueve el sentido de la frase, pues palabras se pueden decir muchas, pero si el testimonio no es coherente el discurso se desvanece; mientras que el discurso acompañado de un buen testimonio, convence y arrastra. A la luz de la Palabra de este quinto domingo de pascua, profundizemos esta idea y descubramos cual es el secreto para poder lograrlo.
Textos bíblicos de este domingo:
>Hech 9,26-31.
>Sal 21,26-32.
>1Jn 3,18-24.
>Juan 15,1-8.

La primera lectura nos presenta la figura de Pablo quien llega a Jerusalén después de su conversión, pero se encuentra con la duda y desconfianza de los cristianos. Situación muy entendible si partimos de quien era Pablo y como había procedido contra los cristianos, podríamos decir que los hechos le precedían su mala fama. Es el testimonio de Bernabé y el del mismo Pablo en el compartir cotiadiano con ellos, lo que va cambiando la impresión y gestando la aceptación. Y cosa curiosa en los judíos que antes lo aceptaban y valoraban ahora es donde surje el deseo de suprimirlo.
Este punto de ser aceptado o no es algo siempre difícil de entender en su doble perspectiva:
-El drama que viven los no aceptados:
>La madre soltera que se equivocó en sus sentimientos y desiciones y ahora no encuentra apoyo ni consideración familiar y social.
>El privado de libertad, que asume su culpa, paga su condena, pero no encuentra una nueva oportunidad para regenerarse y empezar de nuevo.
>El que ha caído esclavo de sus vicios, llámese alcohol u otras drogas, que quiere luchar pero ya no tiene la credibilidad ni la confianza de nadie.
>El infiel o adúltero que traicionó el amor y que aunque se arrepiente, ya no le dan una nueva oportunidad.
-Del otro lado tampoco es fácil perdonar y abrir el corazón a una nueva oportunidad en:
>Los padres de familia que se sienten decepcionados por las malas desiciones y consecuencias de sus hijos.
>Los conyugues heridos por la traición y el desencanto, experimentando así la muerte de sus ilusiones.
>Los hijos marcados por duros episodios familiares, que lastimaron sus razones de respeto y consideración.
nadie está excento de fallar; yo no soy quien para juzgar al que ha fallado; debo en la fuerza del amor de Dios saber perdonar y dar una oportunidad a quien realmente la busca y se esfuerza por aprovecharla. Conste que intencionalmente no incluyo en la lista a los que dicen o prometen cambios superficiales, pero sus acciones comprueban su falsedad o hipocresía. en estos casos la oportunidad reiterada se vuelve alcahuetería o ser cómplice de sus mismos errores.
¿Cómo poder pensar en el amor que perdone y me permita darme o dar a otros una nueva oportunidad? o ¿Cómo tratar de evitar ese doble discurso en mi vida que escandaliza a los demás? La respuesta nos la da San Juan en la segunda lectura y el Evangelio de hoy.
El apóstol nos invita a la vivencia de un amor no de palabras sino de verdad. Un amor sincero y verdadero, no busca la traición, ni el engaño, no busca lo que hace daño o provoca el sufrimiento, no busca solo su placer o felicidad egoísta. Para poder medir el potencial de nuestro amor, hacia nosotros mismos o los demás, hemos de evaluarlo en el amor de Dios, el que él mismo nos reveló y manifestó plenamente en Jesucristo, quien nos amó hasta el extremo pues murió y resucitó por nosotros. Si guardamos sus mandamiento y hacemos lo que a él le agrada, viviremos en su amor.










La hermosa comparación de la vid y los sarmientos es la figura bíblica que más nos representa esta íntima unión entre Dios y nosotros. Cuando estaba en Costa Rica siempre comparaba esto con la mata de café y las bandolas, algo muy nuestro claro, donde quedaba claro que si una bandola se desgajaba de la mata, ya sus granos no eran buenos ni sabrosos. Aquí en España he podido ver los viñedos y comprobar como dice la Palabra, que el Padre es el viñador, Jesús la viña y nosotros sus sarmientos, si estamos pegados a él podremos dar muy buenos frutos, de buen testimonio
y de perdón que se vuelve oportunidad para los demás.
Tanto el cafetal como el viñedo necesitan ser podados, o sea se quitan las bandolas o sarmientos que no dan fruto, para que la plata de más fruto. Debemos entonces pedir al dueño de la viña, que pode en nosotros tantos obstáculos o limitaciones que nos dejan dar buenos frutos.
Entendamos que separados de la vid no daremos ningún fruto bueno y que si permanecemos unidos a él, daremos buenos y abundantes frutos para la Gloria del Padre.

Oración:
"JESUCRISTO TU ERES LA VID VERDADERA Y YO UN SARMIENTO QUE CHUPA DE TI LA VIDA. TE PIDO QUE PODES, CORTES, QUEMES, ENDERECES, REFUERCES Y DISPONGAS A TU GUSTO ESTE POBRE SARMIENTO, PARA QUE PUEDA DAR FRUTO DE VIDA ETERNA. ¡SIN TI NO PUEDO HACER NADA¡
OH MARÍA REINA DE LA VIÑA DEL SEÑOR, RUEGA POR NOSOTROS Y POR NUESTROS FRUTOS NO TAN BUENOS, QUE NO DAN EL MEJOR TESTIMONIO DE NUESTRA VIDA CRISTIANA.

Con el cariño de siempre. P. Daniel Vargas.