25 febrero 2010

EL CAMINO ES LA CRUZ

Textos bíblicos:

Gn 15, 5-12.17-18.
Sal 26, 1.7-14.
Flp 3,17-4,1.
Lc 9,28-36.

Jesucristo es la plenitud de la revelación divina, en Él tiene pleno sentido lo que anunciaron la ley y los profetas. La gloria de la luz de Dios brilla en Jesucristo mientras ora con sus discípulos. Busquemos en la oración la fuerza de Dios que nos consuela y anima en el camino de la cruz. Para que siguiendo la voz del Padre escuchemos fielmente a su Hijo el escogido.




Este es el monte Tabor, ascender a él es un camino duro y pesado, como es la cruz en la vida de los cristianos, por eso Jesús sube allí con Pedro, Juan y Santiago. Desde arriba la panorámica es impresionante, a sus pies se contempla Jesusalén, por eso Jesús lleva a sus discípulos a la visión de la gloria del cielo para que le encuentren un sentido y pierdan el temor a abrazar la cruz, que es el único camino para llegar a él. Es comprensible que quisieran hacer chosas para quedarse ahí y no bajar a Jerusalén, pues ya sabían que implicaría: juicio, condena, cruz, pasión y muerte.





Actualmente en este monte, está construido este Templo para conmemorar el lugar de la transfiguración. No olvidemos que Jesús se sigue transfigurando para nosotros siempre, especialmente en su presencia eucarística, para animarnos en el duro camino de la vida.
Y no es que a Jesús le encante nuestro dolor y sufrimiento, como si fuera un dios sádico masoquista, es que conociendo perfectamente nuestra naturaleza humana tan frágil y llena de limitaciones, puede transformar hasta la situación de vida más complicada o dolorosa en camino de salvación. Así lo hizo con su cruz, transformó un madero de muerte y castigo en signo de vida y redención.
No neguemos ni rechacemos nuestra cruz, abracémosla con amor oblativo y busquemos en Él la fuerza para llevarla y la sabiduría para entenderla. Tanto en los momentos más duros y pesados de la vida, como en las pequeñas complicaciones de la cotidianidad humana.

OH JESÚS DE MI VIDA QUE A LA CRUZ FUISTE POR MI. EN LA VIDA Y EN LA MUERTE ACUERDATE SEÑOR DE MI.








Con el cariño de siempre.
P. Daniel Vargas.

18 febrero 2010

EL HA VENCIDO, NOSOTROS LO HAREMOS CON EL.



TEXTOS BIBLICOS:
-Dt. 26,4-10.
-Sal. 90.
-Rm. 10,8-13.
-Lc. 4,1-13.

Hemos iniciado el tiempo de la Cuaresma, un tiempo propicio para el encuentro con Cristo en su invitación a la conversión, donde se nos sugiere como medios de ayuda espiritual: la oración, la limosna y el ayuno.
La figura del desierto en el Evangelio nos hace pensar en la necesidad del ser humano de darse ciertos espacios y tiempos para una mayor reflexión en la fuerza del Espíritu. El desierto nos dice carencias, limitaciones, privaciones severas de condiciones cómodas y placenteras. Jesucristo para que nosostros nos pudiéramos identificar con él y en él tomar fuerza para enfrentar la cotidianidad de la vida, toma la iniciativa y enfrenta en su propia carne lo que es nuestro duario vivir: la tentación humana. Por eso va al desierto durante 40 días, esto da todo un sentido teológico a la vivencia de la cuaresma en la Iglesia, pues es la oportunidad anual de apartarnos un poco del ritmo ordinario de la vida, para al igual que Jesús estar más cerca con el Padre a través de la escucha de la Palabra y la oración; para profundizar en la vivencia del amor con la caridad; para experimentar mi debilidad humana en la privación y experimentar la fuerza de Dios en mi.
Jesús no necesitaba probar que era más fuerte que el maligno, pero nosotros si que necesitamos creer que él lo ha vencido y en su fuerza nosotros también venceremos, por eso se enfrenta al diablo en el desierto precisamente en las tentaciones que también nosotros sufrimos.
Decíamos que el llamado cuaresmal es a la conversión, esto es: la lucha y el esfuerzo constante para seguir a Dios y cumplir su enseñanza, tratando cada día de ser mejores personas y especialmente superando nuestros errores y pecados.
Las tentaciones son algo muy humano, en si mismas no serían pecado pues llegan inconscientemente en la naturalidad de un pensamiento (aunque yo mismo podría exponerme a ellas al buscarlas o suscitarlas) pero que vienen a engañar y a seducir a nuestros instintos humanos.
Precisamente el Evangelio nos muestra a Jesús enfrentando las mentiras del diablo y nos enseña que estas sólo se vencen en su fuerza y no evadiéndolas ni sucumbiendo ante ellas.

Valoremos las tentaciones de Cristo y veamos que realmente son también las nuestras en la vida cotidiana:

El ser humano por naturaleza se siente atraído por el placer, pues esto le produce bienestar y agrado. No es que sea malo el placer, Dios le dio esta capacidad al ser humano, el problema de esta tentación es que el demonio tienta a Jesús para que demuestre que si él es el Hijo de Dios, haga que esa piedra se convierta en pan. El pan para alguien hambriento con 40 días de ayuno claro que es placentero. El problema no es comer pan o sentir placer al comer, el asunto está en descubrir en una privación humana, que el placer no es algo absoluto en el hombre, que si se tiene y bien, se puede disfrutar, pero que no es una necesidad básica y sin la cual no se puede existir ni un momento. Por eso le dice Jesús: "no solo de pan vive el hombre".
Hoy vivimos una sociedad edonista y egocéntrica que ha absolutizado esto y el ser humano se vuelve un consumidor impulsivo e insaciable de placer. La Biblia usa el pan, pero podemos pensar en el sexo, en el licor, en un cigarrilo o en cualquier otra droga. Se trata de entender de que no debemos ser esclavos de nada, aunque nos engañe el sentido haciéndonos creer que eso nos hará muy felices o nos dará mucho placer. Esto podemos tomarlo en cuenta a la hora de pensar en el ayuno cuaresmal, que puede ser de comida para ayudarnos a reflexionar no sólo en la capacidad de dominar los instintos y deseos del placer sino de ser también solidarios pues al privarme de algo lo puedo compartir con los más necesitados. Pero la opción del ayuno puede extenderse a muchas otras cosas más. Ej. La televisión, la computadora, ir de compras etc. Se trataría de pensar que el tiempo o recursos que voy a invertir en eso que me da placer lo puedo canalizar a hacer algo mas productivo y mejor aun caritativo.



Jesús es tentado como nosotros en la ambición del tener y del poder: "Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tu te arrodillas delante de mi todo será tuyo". Que iluso el enemigo, ofrecerle al Dueño y Señor del universo el poder de lo que ve desde aquel monte si suyo es todo cuanto existe. Además a base de mentiras: ¿quién le dio el poder al diablo sobre todo eso? ¿Dios? si mas bien lo echó del cielo por infiel y desobediente. ¿Los hombres? si de acá nada es nuestro y no podemos disponer de nada. Además el precio de arrodillarse ante él no se compensa ni con todo el poder del mundo.
El deseo de tener es una máxima en la sociedad materialista. Esto nos conduce a la ambición y a la avaricia, pues se piensa que quien tiene mucho es el que tiene el poder en el mundo de hoy. Por eso muchos le creen al diablo y hasta se arrodillan ante él de ser necesario para pegar la lotería, para que le salga bien el negocio, le apuestan a la superstición y a la hechisería para tener abundancia, como si el dinero lo comprara todo en la vida.
Sentirnos dueños de las cosas, poderosos, nos hace pensar que somos mejores y seremos felices, de ahí el terrible engaño que tiene a tantos sumergidos en el narcotráfico, en la corrupción política, en el mundo de las mafias y pandillas que imponen el miedo, la violencia y la inseguridad en muchas comunidades. Jesús nos recuerda quien es el dueño y Señor de todo y quien es el único merecedor de nuestra adoración: "Al Señor tu Dios adorarás y solo a él darás culto".
El engaño del poder ante su adoración no es mas que una mentira que nos esclaviza y destruye.



Sin duda que hubiese sido más fácil para Cristo, aceptar la propuesta del maligno, para que todos vieran el espectáculo de contemplarlo bajar del cielo y los ángeles lo sostuvieran, se habría evitado la cruz, la pasión , la muerte y nadie hubiese dudado de que él era el Hijo de Dios , ni su mesianismo. La respuesta de Jesús es fuerte y tajante: "no tentarás al Señor tu Dios". Jesús sabe cual es la voluntad del Padre y aunque le signifique un gran dolor y sacrificio no va a buscar el camino fácil.
Esa tentación también a nosotros nos seduce:
-Poder tener mucho dinero sin esfuerzo ni trabajo: trascegar droga, robar carros, secuestros extorsivos, comprar y vender cosas robadas, adueñarse de una herencia injustamente, hacer tratos deshonestos...
-Ser famoso y admirado, sin mucho sacrificio, lo que lleva a muchos a soñar con ser una estrella del espectáculo o de un deporte, aunque para ello deban prostituirse, volverse promiscuos, pagar el precio que sea, aun su propia salud o vida.
-Ser una persona exitosa sin mucho estudio ni trabajo, copiando en exámenes, mintiendo, serruchando el piso a otros.
Esto, es no querer hacer la voluntad de Dios que realiza su historia de salvación a través de la cruz, y buscar solo lo que me hace sentirme bien y sin mucho costo.
Cristo nos dará todo de sí en el camino de la cruz y nos enseña a descubrir la realización y la felicidad al dar lo mejor de nosotros mismos. El camino fácil y engañoso nos envuelve en el egocentrismo que se engorda a sí mismo y usando a los demás como cosas o instrumentos útiles.

Solos sucumbiríamos en nuestra debilidad. Con Cristo las podemos enfrentar y vencer.

La oración cristiana que hemos de fortalecer en la cuaresma nos debe llevar a pedir lo que nos recomendó Jesús en el Padre Nuestro: "No nos dejes caer en la tentación y libranos del mal." No las niega, ni pide que no vengan, sino que podamos enfrentarlas en la fortaleza que nos da aquel que las experimentó igual a nosotros y las venció como quiere que las venzamos nosotros en él.

Esta una referencia para meditar un poco más en este tiempo de cuaresma:
http://www.youtube.com/watch?v=.715PCboxkI.

Con el cariño de siempre.
P. Daniel Vargas.


11 febrero 2010

QUIENES SON LOS VERDADERAMENTE DICHOSOS


V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO:
-Is 6,1-8.
-Sal 137,1-8.
-1Co 15,1-11.
-Lc 5,1-11.




Señor en fechas como estas, mucha gente se siente infeliz porque talvés no tiene tantos amigos como quisiera o no tienen una relación amorosa estable y sana que les haga suspirar e ilusionarse de la vida. Ayúdanos a comprender, que aun estando rodeado de millones de amigos y en una relación sentimental sublime, nunca nuestro corazón estará plenamente satisfecho y feliz. Porque fuimos hechos por el amor perfecto y para realizarnos en el amor perfecto, es por eso que sufrimos tanto en relaciones de amistad y de amor, porque idealizamos, a quienes no son perfectos y nos fallan y les fallamos muy a menudo.
Además nuestros criterios de amor y amistad tienden a ser muy egoístas y queremos mas recibir y ser complacidos que realmente darnos nosotros.
¿Señor se podrá ser feliz en el amor o la amistad humana? Me parece que mucha gente lo es, cuando han descubierto tu fórmula secreta revelada en la Santa Escritura: Son dichosos los que viven la lógica del Reino de Dios, lógica que no siempre nos parece tan lógica en este mundo. Pues pensamos que el amor y la amistad debe enriquecernos, y ciertamente que lo hacen, pero para descubrir la felicidad debemos tomar la posposición del pobre, del necesitado. Del que no tiene nada y por eso su confianza y seguridad se pone solo en Dios, a Él abre su corazón, confiando en su amor, bondad y misericordia. Una vez que ese sencillo corazón se ha llenado del amor de Dios, y Este ha purificado su corazón y le ha capacitado entonces ese amor se vuelve capaz de interactuar con otros. Veré a quienes amo desde el amor de Dios, eso me ayudará a disimular sus errores y corregirles con caridad y paciencia. Y tendré una mayor capacidad para dar lo mejor de mi, con más madurez y menos egoísmo e inseguridad, sin envidias. Sin duda es dichoso quien confía en el Señor, será como ese árbol del que habla tu Palabra que sembrado a la orilla del río, pues echa raíces, sus hojas se mantienen verdes y dará mucho fruto...




Señor, he escuchado que "los amigos se hieren con la verdad para no matarse con la mentira". Esta frase me hace pensar que estrenar el corazón con los sentimientos, es disponerse a llorar y sufrir en esta vida. ¿Cuantas lágrimas me han provocado mis seres más queridos? ¿A cuantos de los que tanto quiero he hecho llorar? Parece inevitable que en la dinámica del amor y la amistad también subsista el dolor y las lágrimas. Más hemos de distinguir entre las lágrimas superficiales que manipulan y chantajean y aquellas que nos llevan profundamente a unirnos y a sentir lo mismo que nuestro ser amado. Si nuestro corazón está colmado del amor de Dios no solo lloraremos con el amigo si hay que llorar, o por la pérdida del amor si tenemos que enfrentarlo, pero junto a ese sentimiento profundo y sincero tenemos la certera consolación, de Aquel que conociendo nuestro dolor, lo mitiga y fortalece con su amor y ternura. Sin duda que vale la pena sufrir cuando se ama de verdad, porque el amor con el que Dios nos chinea compensa cualquier ausencia, vacío o experiencia negativa.




Señor nos amas tanto, por eso entiendo que nos tengas tanta paciencia. Sin duda que el amor nos lleva a la empatía de ver la vida exactamente del lado de la otra persona permitiendo comprender muchas veces cosas que desde mi ángulo no se entienden. No se trata claro de justificar injusticias ni irracionalidades, el enamorarme no debe volverme un tonto ciego, pero si debe capacitarme para desarrollar la paciencia, que me permita ver los procesos y etapas de la madurez humana, transcurriendo normalmente en nuestras vidas y relaciones.
El amor egoísta quiere cambios ya, que me beneficien, el amor paciente sabe esperar los momentos oportunos. El amigo sabe quien es su amigo y que pronto recapacitará en su error, por eso no se precipita a romper la relación ni a desacreditarlo con otros. El amor verdadero agota todas las vías, busca todos los recursos, pues sabe que aunque como humano se ha fallado hay una verdadera fuerza poderosa en el corazón que como la primavera tras la nieve desea aflorar de nuevo.





Jesús, si alguien sabe de injusticias por amar, ese eres Tú, cuando nos amas y mira como te pagamos, cuando entregaste por los hombres y mira como te crucificamos. Más contemplarte glorioso y resucitado nos demuestra que lo que demos en el amor, aunque nos traiga a veces incomprensiones, maltratos y sufrimiento, si es sincero y noble no quedará sin paga. Sabes cuanto duele la traición de un amigo que nos juzga mal, lo viviste. Entiendes al corazón enamorado que se siente maltratado por una traición. Por eso tu corazón es el mejor bálsamo para las almas agobiadas en el amor, para los corazones rotos y enfermos.
Danos la capacidad de ver más allá de las lágrimas y el dolor, reconfortarnos en ti y retomar fuerzas para seguir amando de la mejor manera.



Porque nos amas tanto nos creaste y también nos perdonaste. Porque nos amas tanto no te cansas de comprendernos y ayudarnos. Ayúdanos Señor, también a nosotros ser comprensivos con todos nuestros amigos y personas amadas, para que no exijamos perfección donde no la hay, como tu lo haces con nosotros, a tender una mano que anima y levanta como tu lo haces con nosotros. A estar siempre ahí, como tu lo haces con nosotros.

Gracias por hacerme un ser sensible capaz de amar, gracias por todas las personas que amo y llevo en mi corazón, amores y experiencias quizás distintas, pero todas enorgullecen y traen alegría a mi corazón. Ayúdame siempre a valorar el regalo que son para mi, y ayúdame a amarlos como los amas Tú.

FELIZ DIA DEL AMOR Y LA AMISTAD.
CON EL CARIÑO DE SIEMPRE.
P. DANIEL VARGAS.

09 febrero 2010

AQUI ESTOY... ENVIAME


La pesca milagrosa Lucas 5, 1-11. Tiempo Ordinario. Cristo va guiando con suavidad a sus hijos hacia la conversión.

La pesca milagrosa

La pesca milagrosa

Lucas 5, 1-11


En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a la orilla del lago Genesaret; y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar". Simón le respondió: "Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes". Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador". Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas. Desde ahora serás pescador de hombres". Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.


Reflexión


Es sorprendente la suavidad con que Cristo va guiando a sus amigos hacia la conversión. En este pasaje, se nos cuenta cómo logró conquistar a Pedro.

El apóstol San Pedro, antes de conocer al Señor, era Simón el pescador. Un hombre recio, acostumbrado a la dura tarea de la pesca. Seguramente era uno de los más importantes del negocio y uno de los más respetados, debido a su carácter fuerte. Jesús se acercó a él, se subió a una de las barcas y le pidió que se alejara un poco para poder predicar a la muchedumbre. Pedro estaba pendiente del timón y de los remos, quizás sin escuchar las palabras del Señor.

Pero luego, Jesús le miró y le dijo que fuera mar adentro, a pescar. Simón se extrañó. ¿Pero cómo? ¿No sabe éste que yo soy un profesional? Si no he pescado nada durante la noche, ¿cómo voy a hacerlo a pleno día? Sin embargo, le dijo: Lo haré porque tú me lo pides.

Jesús esperaba estas palabras, esperaba un poco de humildad por parte de Pedro, el impetuoso. Fue entonces cuando se obró el milagro. “Y pescaron gran cantidad de peces”. Al ver lo sucedido, Pedro se olvidó de la pesca y cayó de rodillas ante Jesús.

El Señor sabía muy bien cómo ganárselo, con amabilidad, sin recriminaciones. Y luego le dijo: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”.