24 enero 2007

¡Tirame al alma!

Hace unas noches, de la homilía de un sacerdote herediano salieron algunas frases que te ponen a pensar. El capellán de un equipo de futbol, recordaba la charla que horas antes había tenido con los jugadores. Les dijo que las miradas de muchos aficionados estaban puestos en ellos, y que muchos les reclamarían si fallan en el partido. "¿Cómo es posible que fallen así, si pasan haciendo eso todo el día?".
Y es cierto, ese es su trabajo: entrenar fuerte durante la semana y corregir errores para gozar el domingo la alegría del triunfo.
"¿Cuánto entrenamos nosotros durante la semana para ser mejores personas?" -preguntó el cura. "¿Cuánto nos esforzamos para hacer un mundo mejor?". Esa debería ser nuestra meta. ¿Qué leemos? ¿Cuánto meditamos? ¿Cuáles cosas nos esforzamos por corregir? Si pasan los días y no hacemos nada por refrescar nuestra alma, para mejorar nuestra forma de ser, será difícil cosechar algo.
Lo malo es que nadie nos reclama. A los futbolistas se los comen vivos, y al final es solo un juego. A nosotros nos permiten -nos permitimos- empeorar la sociedad, amargar la vida... Quizá haga falta "trabajar duro durante la semana para ganar los tres puntos".

11 enero 2007

Salir sin pagar

¿Quién iba a decir que los extrañarían tanto? ¿Quién iba a decir que después de su muerte alguien hubiera deseado que se quedaran un ratito más? Augusto Pinochet y Sadam Husein partieron de este mundo casi sin avisar.
A uno lo ahogaron los años, al otro una soga de nudo corredizo. Uno fue sentenciado a muerte semanas atrás, al otro se la tenían jurada desde hace años pero nadie lo despachaba al más allá.
Tras décadas de llevar sufrimiento a sus países, a su propia gente, ambos dictadores salieron demasiado pronto. Como anticipándose de que a alguien se le ocurriera cumplir con ellos aquella ley de ojo por ojo…
Al repasar sus vidas, sus actos, su ideología, es difícil para muchos no pensar que se merecían algo más: torturas tan crueles como las que alguna vez aplicaron, atentados tan inhumanos como lo que alguna vez ejecutaron.
“Se merecían un juicio largo, una condena”… pero no duraron mucho sobre el banquillo. Ahora tendrán su juicio, con el juez que todo lo ve


04 enero 2007

Prometer cumplir las promesas

Una de cada tres promesas de año nuevo se olvida antes del 8 de enero.
La cifra que arrojó una encuesta realizada en Gran Bretaña, no está muy lejos de lo que nos ocurre en este lado del charco.
Bajar de peso, dejar de fumar, hacer más ejercicio, terminar la tesis, ordenar el cuarto, cocinar más, aprender inglés… La lista se vuelve extensa por estos días. Cada uno está en libertad de poner en ella lo que le plazca, pero… ¿Tendremos la misma libertad para no cumplirlas todas?
Prefiero no creer que a nuestra fuerza de voluntad la cuerda solo le dura una semana. Cuando nos planteamos un objetivo, lo ideal es poner nuestro empeño para alcanzarlo y no renunciar ante nada. Al fin y al cabo, ¿quién de ustedes se ha propuesto hacer de este 2007 un año peor al 2006?
¡Ánimos! Prometamos lo que prometamos, este año solo busquemos ser mejores… hijos, hermanos, novios, esposos, padres, tíos, abuelos, estudiantes, trabajadores, personas…
Aplica después del 9 de enero.