02 diciembre 2010

UNA RAMA SALDRA DEL TRONCO DE JESE



Lecturas Domingo 2º de Adviento - Ciclo A


Domingo 05 de Diciembre del 2010




Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (11,1-10):


Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 71,1-2.7-8.12-13.17

R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R/.



Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R/.



Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R/.


Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol: que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.




Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (15,4-9):

Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre.»
Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (3,1-12):

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: «Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."» Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizará, les dijo: «¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»


Palabra del Señor


REFLEXION


Se buscaban los materiales para construir esta hermosa escena de José y María preparándose a la llegada del Señor, para darle ese sentido a la corona de adviento del Templo de la parroquia: prepararnos con la celebración del Nacimiento de Jesús. De pronto descubrimos que de un tronco viejo usado en el altar de San Rafael estaba brotando un retoño, un vástago, un hijito, una rama fresca y tierna.. Mejor alusión al hermoso texto de Isaías en este segundo domingo del Adviento no podríamos tener.

Recordamos quien es Jesé, el anciano padre de David, quien a su vez recibe la promesa que uno de su descendencia se sentará en su trono y será un reinado eterno, el verdadero Mesías de Israel. La mujer no podía dar descendencia al hijo, por eso José descendiente de David reconocerá como su hijo a Jesús nacido de María Virgen. Ese pequeño gran retoño de la familia de Jesé, brota para los hombres como esa fresca ramita, para llenar de vida y esperanza todo corazón humano. Es posible que nuestra vida, nuestra familia, nuestra sociedad esté como este tronco viejo, en apariencia ya sin vida ni alegría y allí Jesús quiere hacer brotar su alegría y bienestar si tú lo dejas. Porque Él viene con toda la fuerza del Espíritu: prudencia, sabiduría, consejo, valentía, ciencia y temor del Señor.

El viene como juez eterno pero no a juzgar por apariencias como lo hacemos nosotros los seres humanos, sino con justicia, rectitud y misericordia, casi que adviertiéndonos que nos tratará o juzgará como nosotros lo hagamos con los demás.

Viene a plantearnos una forma de vida ideal y perfecta sobre este mundo, donde impera la armonía, la camaradería, la justicia y la lealtad entre todas sus criaturas. Que irónico que se pueda hablar de armonía y bienestar entre bestias o animales y entre los seres humanos no lo logremos, pues los conflictos imperan entre vecinos y compañeros de trabajo; entre familiares y amigos, entre novios y esposos; entre padres e hijos, entre los mismos hermanos, entre pueblos y naciones. Como nos hace falta dejar al Señor retoñar en nuestras vidas y en nuestras relaciones humanas, para llenarlas de paz y justicia.

San Pablo escribiendo a los Romanos enfatiza esa idea cuando nos decía, que Dios es la fuente de toda paciencia y consuelo y Él nos puede ayudar a estar de acuerdo entre nosotros. En este sentido entendemos que no siempre estaremos de acuerdo en todo, pero si que debemos respetar, tolerar y hasta discimular muchas veces los errores o actitudes de los demás. Claro está sin dejar que el bien personal se imponga caprichosamente sobre el bien común e integral de los demás. Si Cristo nos ama y nos acoge dice Pablo así debemos de hacerlo nosotros con los demás. Cuando tomamos una posición intransigente ante lo que me molesta o agrede de los otros y me desgasta el saber que tercamente esa persona no atiende razones ni quiere corregir sus faltas, debo pensar: si no puedo cambiar la actitud del otro, debo aprender a cambiar la mía para que no me afecte ni me moleste tanto.


Otro gran profeta del Adviento, Juan el Bautista nos viene a invitar a la conversión, a allanarle el camino al Señor. A la luz de esto que reflexionamos: ¿Cuál sería la mejor manera de prepararle el camino al Señor? ¿Cuáles serían los frutos que exige nuestra conversión? Talvés sería un mejor trato con los demás; mostrar mas tolerancia y respeto a las diferencias de los otros; un mejor manejo y dominio de mi carácter y emociones; más caridad ante la crítica mordaz e incostructiva; asumir con más tranquilidad la vida para bajar tanta agresividad e impulsividad en nuestras acciones; ser menos orgulloso, rencoroso o vengativo...

Cuando Juan llama camada de víboras a los que se acercaban a su bautismo les aclara que no nos debemos confiar en el título de ser hijos de Abraham, o cristianos podríamos decir hoy, porque Dios puede hacer eso de quien quiera, el asunto es que calidad de respuesta y coherencia le damos a ese nombre con nuestras obras.


Como ese tronco de Jesé, de nosotros debe brotar vida y alegría y eso se reflejará en nuestros frutos, por eso dice el Bautista que el árbol que no da fruto será cortado y echado al fuego. Ojalá que como este viejo tronco nosotros nos dejemos renovar por el verdadero Espíritu de la Navidad que no es el consumismo, ni las luces, ni los regalos, ni la comida, sino más bien que estos lindos elementos deben reflejar el único y verdadero sentido de la Navidad que es Jesucristo el Señor, que se hiciera hombre como nosotros para abrazar esta débil humanidad y dignificarla en Él.

Que al encender la segunda vela del Adviento se acreciente la esperanza y la luz de Jesús en nuestras vidas.

Con el cariño de siempre.

P. Daniel