23 febrero 2011

NO SE AGOBIEN POR EL MAÑANA







Is 49, 14-15.


Que mejor comparación de un amor generoso y entregado, pudo usar el Señor más que el de una madre. Pues así nos dice la Palabra que es el amor del Señor por nosotros, incluso más perfecto pues el de la madre podría fallarnos, pero el de Dios no. Que importante saber y recordar esto cuando en medio de las dificultades nos sentimos fácilmente abandonados de Dios. Esto sin duda es más nuestra errónea percepción, fruto de la vulnerabilidad que ante las adversidades nos pone muy suceptibles o sea muy chineados y por eso nos volvemos tan reclamones con el Señor al no darnos lo que queremos o pedimos, pues según nosotros es lo mejor.




Sal 61.

Una hermosa invitación a no volvernos hacia Dios con reclamos y enojos sino más bien a descansar confiadamente en Él y en su providencia.


I Cor 4,1-5.


San Pablo exhorta a los queremos vivir como verdaderos servidores de Cristo, o sea administradores de sus misterios, entiéndase su amor, su paz, su alegría, su gracia. Y nos deja bien claro que si algo distingue a un administrador, a un buen servidor es su fidelidad.


Hemos de procurar ser fieles a Dios y a su providencia, esto significa no dudar de su amor, no desesperarnos en medio de la dificultad, no abandonarlo y buscar salidas más fáciles e inmediatas segados por la presión del mundo.



Mt 6,24-34.


La figura del amo y el servidor es usada por Jesús en un contexto cultural relativamente normal para su época, sin embargo Él nos dejará claro que no nos quiere ver como siervos sino como amigos para que sepamos lo que Él quiere y lo hagamos comprometidos en el amor. Sin embargo en esa relación hay una exigencia básica: la fidelidad, por eso nos dice no se puede servir a dos amos pues inevitablemente se le falla a uno o al otro. En ese plano se nos compara a Dios y al dinero, competencia a la que nos lanza hoy la sociedad de consumo y el mercado en general.


Lo curioso es que mientras que con Dios disfrutamos de su amor providente y de su paz, el dios dinero solo nos agobia porque no tenemos lo suficiente para todo lo que queremos comer, beber, o vestirnos y nos cegamos a la obseción de querer tener más y más para asegurarnos el mañana.

La voz del Señor es clara al compararnos su amor inmenso con el cuidado que da a las aves y los lirios del campo y recordándonos que nosotros valemos mucho más, entonces porqué agobiarnos, porqué estresarnos, porqué desesperarnos tanto por cosas materiales y pasajeras que el Dios providente nos dará.

Dios conoce bien nuestras necesidades y si es para nuestro bien Él nos las saciará. De nuestra parte no nos angustiemos más de la cuenta, que ya la vida por si misma nos trae bastantes limitaciones. Como dirían los amigos de alcoholicos anónimos : "Sólo por hoy", sólo me preocuparé y esforzaré por enfrentar los agobios de hoy confiando en Dios, que el mañana traerá los propios, pero hoy y mañana tengo al Señor providente conmigo que me ayuda y sostiene.

De ustedes servidor

P. Daniel Vargas.

No hay comentarios: